martes, 12 de febrero de 2008

Amores de verano

1. Nuevas amistades


Expectativas. No todas las personas esperan lo mismo de los romances de verano.



Todo el mundo tiene grandes expectativas sobre las vacaciones de verano. Todos desean vivirlas con intensidad aprovechando al máximo los días y esperando descansar y divertirse.

Son, sobre todo, los jóvenes quienes más buscan la diversión, esperando hacer de cada verano el mejor de sus vidas. Para ello, tratan de relacionarse y buscar amistades que contribuyan a una mayor diversión. Si además encuentran a una persona que les atraiga especialmente y así iniciar un romance, el verano se presenta prometedor.

Durante estas vacaciones las personas se encuentran relajadas. No hay estrés ni obligaciones que cumplir, todo resulta más agradable y estamos dispuestos a disfrutar del entorno y del ambiente. Hay más oportunidades para conocer nuevas personas y quién sabe ¡tal vez sea el comienzo de una fructífera relación!.

Es cierto que muchas personas, lo único que esperan de estos romances de verano es tener aventuras cortas que no les obliguen a comprometerse. Pero también es cierto que existen muchas otras que en verano, al tener más tiempo libre y más ánimos para divertirse, se sienten más atrevidos y con mayor facilidad para comunicarse.

Es por esto que las vacaciones pueden ser para ellos una oportunidad para encontrar a alguien con quien iniciar una relación, con la ilusión de que pueda llegar a ser una relación estable y duradera.


2. Cómo iniciar una relación en verano


En verano son muchos los momentos en los que nos podemos sentir atraídos por alguien. La mayoría de los pueblos celebran sus fiestas y el ambiente se torna festivo. Las playas se llenan de gente, luciendo una piel bronceada y un aspecto más atractivo que el resto del año. Las altas temperaturas, la mayor atracción física y tener más oportunidades para relacionarse, son factores que influyen para despertar el interés por otra persona.

Normalmente en verano, cuando se comienza una relación, suele ser con una persona que acabamos de conocer. Para mantenerle interesado, debes mostrarte seguro y divertido, y evitar los temas demasiado serios o transcendentes, ¡ya habrá tiempo para ellos!. También debes evitar contarle toda tu vida en las primeras citas, deja que vaya descubriéndote poco a poco, así le resultarás más interesante. Cuida tu aspecto físico, muéstrate agradable y ten sentido del humor.


3. Ventajas e incovenientes


Son frecuentes los romances en las vacaciones de verano, pero aunque es una época estupenda para comenzar una relación, también debemos tener en cuenta los inconvenientes de estos amores.

Ventajas:

Las personas se sienten relajadas, más alegres y comunicativas. No hay estrés ni tensiones externas que soportar, lo que aportará grandes beneficios a cualquier pareja y supondrá un buen comienzo para una relación.

Son muchos los momentos para estar juntos y todo se vive con mayor intensidad. Suelen ser amores muy apasionados que dejan huella más allá de lo imaginable.

Si tienes miedo al compromiso, una de las ventajas que tienen estos romances es que normalmente acaban cuando las vacaciones. Son amores fugaces que generalmente terminan cuando cada uno vuelve a su ciudad.

Inconvenientes:

Uno de los mayores inconvenientes que tienen estos amores es la desilusión que produce en algunas personas. Debido a que las emociones se potencian y a que todo se idealiza y parece más atractivo, creen que han encontrado el “gran amor” y cuando descubren que no es así, la desilusión suele ser grande.

En la mayoría de los casos suele ser un amor con fecha de caducidad y, una vez finalizado el verano, puede llegar a causar sufrimiento en muchos casos.

Puede ocurrir que cada uno tenga un objetivo distinto. Asegúrate de que los dos buscáis lo mismo, ya que hay quien espera encontrar a alguien con quien pasarlo bien y otros, sin embargo, se lo toman más en serio. Tened claro lo que tú y tu pareja deseáis y así no os sentiréis engañados ninguno de los dos.

4. Cuando la relación continúa


Si pasadas estas vacaciones deseáis continuar con vuestra relación, debéis tener en cuenta que todo será diferente con la vuelta a la normalidad, donde cada uno tiene una situación y un entorno diferente.

Si además vivís en distintas ciudades, corréis el riesgo de que se enfríe vuestra relación, pero a vuestro favor está que no sufriréis el desgaste de la rutina diaria y que siempre mantendréis la ilusión del reencuentro.

Cómo mejorar la vida en pareja

1. Diversas etapas


En toda relación de pareja el amor pasa por una serie de etapas, que van desde el amor pasional y enamoramiento hasta la madurez.

Sin embargo, a lo largo de este periodo las crisis aparecen en algunos momentos, esto es muchas veces inherente a la convivencia, y tambien a los malos entendidos. Es el empeño y el esfuerzo por parte de los dos, lo que hace que estas situaciones difíciles se superen y mejore la convivencia.


2. ¿Por qué se producen los conflictos?


Conflictos. La falta de comunicación es una de las causas más frecuentes.

Las crisis en la pareja, en muchas ocasiones son la causa de muchas rupturas. Son muchos y variados los motivos que producen crisis en toda relación:
- Falta de interés por la vida del otro. A veces uno de los componentes de la pareja se vuelve egoísta, está metido en sí mismo, solo busca satisfacer sus necesidades y deseos y no se preocupa por las de su pareja.

- A veces uno tiene la sensación de que no recibe del otro la misma cantidad de afecto que el o ella está dando, en este caso se puede llegar a vivir la relación como injusta.

- Creer que una vez se ha conquistado al otro u otra ya nunca se irá de nuestro lado, y se dejan de hacer esfuerzos por resultar atractivos e intentar cuidar de la relación día a día, se descuidan los detalles, la comunicación, el diálogo, etc.

- Descargar el mal humor y los malos momentos en el otro.

- Problemas de comunicación. Es decir, no saber como expresar sentimientos tanto positivos como negativos, no saber escuchar, no resolver problemas que afectan a los dos, etc.

- Pretender que el otro adivine nuestros pensamientos y deseos. Esto es difícil si no se expresa abiertamente.

3. ¿Cómo mejorar la vida en pareja?


- En primer lugar es fundamental tener una predisposición a superar cualquier dificultad. No huir de los problemas e intentar afrontar todas las dificultades juntos.
- Aceptar al otro como es, asumir que nadie es perfecto y sobre todo, no intentar cambiarle. A veces dedicamos mucho tiempo intentando que el otro u otra cambie, y esto es un error ya que nadie puede cambiar a nadie hasta que tome esa determinación de hacerlo, pero nunca por imposición.

- Buscar actividades comunes para compartir. Esto no quiere decir que haya que estar siempre juntos, ni renunciar a los propios gustos en beneficio de los de otro, pero si tener proyectos e ilusiones comunes. De esta forma se acaba con la rutina y el aburrimiento que a veces llevan a la pareja a necesitar llenarse de ilusiones al margen del otro. Esto es en definitiva, desarrollar esa capacidad de aportar novedades a la relación.

- Cuando se tiene un mal día, no se debe descargar el mal humor sobre la pareja. Si intuimos que va a ser así, tal vez sea mejor que nos tomemos un tiempo para estar a solas, reflexionar y dejar que pase ese mal humor.

- Poner interés en atender las necesidades del otro. La mayoría de las parejas tienen dificultades porque se preocupan más de atender sus propios intereses y deseos aunque ello suponga desatender a la pareja.

- Expresar sentimientos positivos, es decir, valorar y reconocer al otro, expresar elogios, sentimientos de afecto, resaltar sus éxitos. A veces las parejas se acostumbran demasiado pronto a lo bueno que puede estar ofreciéndole una determinada relación, llegan a verlo normal y no saben apreciar ni observar lo bueno que hay en el otro. Es importante no solo apreciarlo sino también reconocerlo y en ocasiones comunicárselo al otro.

La separación y el divorcio

1. Crisis de pareja


Conflictos. Las diferencias entre la pareja pueden llevar al divorcio.


Todo matrimonio pasa por situaciones difíciles. Es normal que haya momentos duros, conflictos, desavenencias, problemas con los hijos, etc.
A veces estas desavenencias se pueden aprovechar para que la pareja sea una más y superen juntos todas las dificultades.

Es evidente que la vida matrimonial no es maravillosa toda la vida. Los principios suelen ser muy buenos, pero la vida cotidiana y el paso del tiempo pueden ir enfriando la relación.

Conviene aclarar que los problemas que conducen al divorcio, la mayoría de las veces, podrían solucionarse si se abordaran a tiempo y con empeño por parte de los cónyuges.

2. Causas


Las causas que pueden producir una separación son múltiples, como la naturaleza de la relación, las circunstancias de cada uno, problemas económicos, familiares, hijos, etc. Entre los problemas más frecuentes en toda relación de pareja destacan:
- Problemas de comunicación: La mayoría de las veces no se habla de los conflictos en su momento, se van acumulando las quejas con respecto al otro y después se discuten a destiempo.

Existe dificultad para expresar sentimientos, necesidades de afecto, y sobre todo creer que el otro sabe "leer nuestro pensamiento". Por tanto, que conoce lo que sentimos, pensamos y necesitamos. Esto es un error que se comete con mucha frecuencia y que da lugar a malos entendidos difíciles de solucionar.

- Discusiones destructivas: Falta de respeto hacia la opinión del otro, creer que uno siempre lleva la razón, no saber ponerse en el lugar del otro para comprender lo que le ocurre, etc.

- Sentimiento de abandono: En ocasiones el exceso de trabajo por parte de uno de los cónyuges y la falta de interés por la pareja hacen que se deteriore la relación, y que el otro sienta esa sensación de abandono y de soledad que le lleva a buscar una solución al margen de su pareja.

Esto en un principio se puede ver como una salida pasajera y momentánea pensando en una futura solución. Pero la mayoría de las veces no es otra cosa sino el comienzo de una ruptura, ya que los dos miembros de la pareja empiezan a tener vidas independientes, uno al margen del otro, con intereses distintos, llegando el momento en que la pareja puede ser vista como un estorbo o un freno para el desarrollo personal.

De ahí la importancia del dialogo y de buscar soluciones en el momento en que aparece el problema y no posponerlo.

- Rutina: Hacer siempre las mismas cosas, hablar siempre de lo mismo, falta de interés en lo que le ocurre al otro, la monotonía, falta de ilusión, etc.

- Decepción: Muchas parejas achacan los problemas a que ellos o ellas no se habían casado con la persona que habían conocido en un principio, se sienten chantajeadas, se produce decepción ya que se ha perdido la admiración que pudo existir en su momento.

3. Posibles soluciones


Casi todas las parejas atraviesan crisis y diferencias. Lo importante es no negar que existen los problemas y hacerles frente en su momento y con deseos por parte de los dos de solucionarlos.
- La comunicación es uno de los pilares básicos en los que se apoya toda relación y es sorprendente ver cuantas parejas carecen de habilidades para comunicarse de forma adecuada, dando lugar a malas interpretaciones de los hechos.

Es muy importante hablar de los problemas de forma directa, sin "sobreentendidos", comentarlos en el momento y no cuando ya ha pasado tiempo, expresa lo que sientes de forma activa, no exijas a tu pareja que adivine tus deseos.

- No eludir los conflictos.

- Las manifestaciones de cariño son muy importantes, es aconsejable potenciar la ternura.

- Evitar las discusiones innecesarias y aprender a perdonar y disculpar. A veces nos enfadamos y molestamos por nimiedades.

- Lucha contra la monotonía, potencia tu creatividad y procura aportar novedades a la relación, intenta participar en la vida de tu pareja.

- Intenta recuperar la admiración que sentías al principio. Acepta a tu pareja como es, no intentes cambiarle. Es importante que se sienta aceptado y valorado por ti, resalta sus cualidades, intenta expresar sentimientos positivos.

- Comprender los puntos de vista del otro y, sobre todo, no descargar el mal humor y los problemas personales en la pareja.

Conseguir todo esto en un principio puede resultar difícil, pero es algo que se puede lograr. Es una tarea que requiere esfuerzo, pero que merece la pena intentar.

Lo importante es no perder la confianza en conseguirlo y no olvidar que es normal que haya momentos críticos. Intenta no derrumbarte. La mayoría de las veces los problemas tienen solución.

Cómo superar una ruptura sentimental

1. ¿Qué suele ocurrir cuando termina una relación?


Tristeza.Cuando nos deja quien amamos nos envuelve una profunda tristeza que debemos superar


Cuando una relación amorosa se acaba, se suelen decir frases del tipo "podemos ser amigos", "tenemos que seguir viéndonos". Sin embargo, no todas las separaciones son iguales.
Superar el mal trago de una ruptura es más fácil cuando la relación se rompe amistosamente con la sensación de alivio y el convencimiento mutuo de que con el tiempo no hubiera funcionado.

Sin embargo, cuando la decisión de romper la relación recae en uno de los dos, el otro experimenta una serie de reacciones que van desde la incredulidad, la tristeza hasta la rabia o el odio por la persona que le ha hecho daño.

Tras la ruptura pasamos por momentos y etapas diferentes:

- Al principio no acabamos de creérnoslo, estamos aturdidos y no dejamos de pensar en ello. En estos casos conviene hablar con amigos, familiares... Es la mejor forma de asimilarlo y de reponernos.

- Después pasamos por una etapa en la que nos invade la tristeza: lamentos, culpa, dolor, desesperación... En esta fase nos atormentamos pensando y creyendo que nunca vamos a estar bien, que no lo vamos a superar, etc.

-Cuando pasa algún tiempo se suele pasar por una fase de descontrol: salir, divertirse, cambiar de imagen, de entorno... Nos invade una sensación de libertad y queremos recuperar el tiempo, romper con todo.

- Por último se llega a la etapa final en la que se suele alcanzar más serenidad, queremos recuperar la felicidad: Aprender a disfrutar de nuestra compañía y de la de los demás, y descubrir las ventajas de estar sin pareja.

2. ¿Cómo empezar una nueva etapa?


Terminar una relación nunca es agradable pero, saber enfrentarse a la nueva etapa sin culpa ni rencor nos va a permitir volver a empezar.
Conviene evitar recrearse amargamente en lo que hubiera podido ser y no fue, y empezar a reconstruir nuestra vida con optimismo, autonomía y libertad. Y para todo ello, es fundamental enfrentarse de verdad al dolor y asumir los propios sentimientos.

Es muy importante tener en cuenta que no se debe pretender superarlo todo en dos días. Atravesar tu dolor con calma y paciencia te permitirá quedarte con lo mejor de la relación.

La distancia y el tiempo son necesarios en muchos casos para comprender mejora las causas de la separación y hallar fuerzas para superarla.


3. Claves para enfrentarse a las separación


- Evitar la dependencia. Lo que hay que evitar a toda costa es la dependencia, cuando ya no hay una relación amorosa. Es decir, intentar alargar el lazo con la esperanza de que todo vuelva a ser como antes, cuando ya nos han expresado el deseo de separase de nosotros.
La tristeza es el sentimiento que más nos paraliza en una ruptura sentimental. Todo nos recuerda a esa persona: lugares, situaciones, canciones... Nuestros planes, deseos y sueños se han ido con nuestra pareja y eso nos llena de inseguridad y tristeza con respecto al futuro.

Nos preguntamos si alguna vez encontraremos a alguien con quien compartir nuestra vida o si estaremos solos para siempre...

El primer paso para superar el dolor será aceptar que estamos tristes y permitirnoslo. Por consiguiente, si tienes ganas de llorar hazlo, desahógate y exterioriza todo lo que puedas la pena que llevas dentro.

No olvides que lo peor que puedes hacer es reprimir las emociones. Sin embargo, no te permitas caer en una depresión o en la amargura. Evita pensamientos del tipo: "sin él o ella nada merece la pena", "nunca lo superaré".

- Expresa tu enfado. Otra forma de exteriorizar lo que sentimos en ese momento es visualizar a nuestra ex pareja sentada frente a nosotros y expresarle nuestro enfado.

- Escribe una carta y luego quémala. También puedes escribirle una carta, explicándole todo el daño que te ha hecho y lo enfadado/a que estás. Una vez te hayas desahogado, quema la carta ya que, el simple hecho de contemplar tu enfado convertido en humo te ayudará a sentirte mejor.

- Escribe un diario y libérate. Una manera de saber como nos sentimos es escribir un diario. En él podremos liberar nuestros sentimientos y pensamientos sobre la ruptura, nuestra nueva situación... Escribir algo cada día te ayudará a comprenderte y te hará sentir mejor al instante.

- Sé positiva/o. Trata de ver el lado positivo y repítete: saldré adelante. Sé consciente de que puedes conseguirlo.

- No te castigues. Es posible que no puedas evitar torturarte pensando que todo habría sido distinto si tú no hubieras trabajado tanto, si hubieras cuidado más tu aspecto, si hubieras sido más cariñoso/a....Pero no puedes cambiar el pasado, así que no te castigues con ese tipo de pensamientos y pon toda tu energía en el presente.

Si fuíste tú quien puso fin a la relación o propiciaste la ruptura no te sientas culpable y asume tu decisión.

La infidelidad en la relación de pareja

1. ¿Qué es la infidelidad?


Infidelidad. Provoca desconfianza y dolor en la pareja


Traición, mentira, engaño son algunas de las palabras empleadas por la persona ofendida. La infidelidad se produce cuando una pareja rompe el compromiso de lealtad sentimental contraído. Es una traición a una promesa hecha por la pareja, una promesa de exclusividad, de amar sólo a esa persona.

No siempre tras la infidelidad se produce una ruptura, algunas parejas consiguen superarlo. Otras rompen con la pareja, no están dispuestas a continuar una relación en la que se ha perdido lo fundamental, la confianza, además de tener el temor de que vuelva a ocurrir.

En ambos casos la infidelidad trae consigo un gran dolor, pérdida de confianza en la pareja, pérdida de autoestima, humillación, impotencia y rencor.

Cuando se produce la infidelidad, pensamos que es por un motivo importante, una situación insostenible dentro de la pareja o por un gran amor. Sin embargo, la mayoría de las veces es por situaciones más banales.

La infidelidad no es cosa de pareja sino de uno mismo, se produce por una falta de autocontrol y por no saber evitar a tiempo situaciones comprometidas.


2. Causas de infidelidad


Los motivos por los que alguien puede ser infiel son muy variados, los más frecuentes son:

- Búsqueda de nuevas experiencias, esto ocurre sobretodo en personas que no han tenido relaciones con otras personas.

- Después de varios años de convivencia se produce el cansancio y el deterioro de algunas parejas que no han puesto los medios para evitarlo y esto junto con el aburrimiento puede conducir a la infidelidad.

- Insatisfacción emocional, esta causa de infidelidad se produce sobre todo en las mujeres en las que el motivo principal es la falta de amor y el abandono afectivo por parte de su pareja.

- En personas inseguras la infidelidad pueden verla como un logro personal.

- Como venganza a una infidelidad anterior de la pareja.

- En la llamada crisis de los cuarenta, en muchos casos surge la necesidad de sentirse joven y atractivo todavía.

- Falta de valores o creencias religiosas.

- La soledad en la pareja junto con la atracción física o la afinidad en gustos e inquietudes por otra persona puede desembocar en la infidelidad.

3. ¿Cómo prevenirla?


La mejor manera de prevenir la infidelidad es a través de la comunicación y de la lucha diaria contra la costumbre y la rutina que hacen que se pierda interés por la relación y por la pareja, y que se produzca un abandono de la vida en común.

Para que una pareja se mantenga unida es fundamental conocerse íntimamente, conocer los gustos, la personalidad y deseos de su pareja. Saber que somos importantes el uno para el otro y expresar el amor día a día.

Para conseguirlo es necesario un esfuerzo y una dedicación de energías y de tiempo. Para evitar la infidelidad lo mejor es que tu pareja se sienta feliz contigo.

4. ¿Qué suele ocurrir después?


Es cierto que aunque pongas los medios te puedes ver envuelto en una infidelidad. ¿Qué hacer ante esto?

- Si tomas la decisión de seguir adelante hazlo con todas las consecuencias sin reproches ni venganzas, y ten en cuenta que si tu pareja desea regresar contigo es porque tu eres la persona con la que desea estar.

- Si tu decisión ha sido la de abandonarle, no olvides que vas a pasar por unos momentos dolorosos hasta que consigas construir tu vida sin esa persona, te ha hecho sufrir y te ha engañado, pero también la has querido y has compartido una etapa de tu vida, probablemente aún sigues queriéndola aunque ya no desees continuar con esa relación.

- Puede ocurrir que la persona que ha sido infiel no desee retomar la relación, lo que comenzó como una simple "cana al aire" puede desarrollarse y transformarse en algo serio y duradero que desee acabar con la relación anterior.

Conviene aclarar que, aún existe una doble moral respecto a la infidelidad, muy distinta para el hombre que para la mujer. En el caso del hombre es aún vista socialmente como algo inherente a su condición pero en el caso de la mujer esta situación es criticada con mucha más severidad. Por esto las mujeres tienden a sentirse más culpables y son más propensas que los hombres a confesárselo a su pareja.

Crisis de pareja

1. Los comienzos


Cuando una pareja comienza, cada uno trata de conquistar continuamente al otro, se hacen cumplidos, no se exigen, siempre están dispuestos a dar, nace un amor que en principio no necesita esfuerzo, es un amor entusiasmado, es el principio del enamoramiento.
Pero toda pareja tiene que evolucionar y transformar ese amor inicial en un amor maduro y sólido, en caso contrario podría llegar a desaparecer.


2. Crisis de los primeros años


Crisis en la pareja. En cada época de la relación puede aparecer un tipo de crisis.


Esta crisis se produce en el periodo de tiempo en el que se está formando la estabilidad de la pareja y comprende los primeros años de convivencia, donde se tienen que adaptar el uno al otro, cada uno tiene costumbres y hábitos diferentes, se renuncia a un estilo de vida, para comenzar un proyecto de vida en común que parte del amor y de la ilusión.
Es una etapa maravillosa en la que el amor se vive con mucha intensidad, pero no está carente de obstáculos. La convivencia diaria, el día a día, hace desvanecer la idealización que se tiene de la pareja.

Tras la convivencia surge el primer desencanto, nuestra pareja no es tan excepcional como pensábamos. Además, tener que ceder y adaptarse a otras costumbres no es sencillo, se producen cambios a nivel personal y surgen los primeros conflictos que habrá que superar.

Uno de los conflictos más frecuentes que encontramos en esta etapa es, cuando en la pareja uno quiere imponerse al otro, imponer su forma de hacer y de organizar la vida en común, lo normal es que el otro no esté dispuesto a ser sometido, generando los primeros conflictos de adaptación.

Encontrar un equilibrio y una buena comunicación es fundamental para salir de esta crisis.

3. Crisis en la mitad de la vida


Se hace un balance sobre la propia vida, sobre lo que somos y lo que queríamos ser, se recuerda aquello a lo que se renunció para formar la pareja y en cierta manera se echa de menos aquella etapa en la que no existían ataduras, pueden surgir los reproches y descargar en la pareja el sentimiento de frustración al no conseguir las metas previstas.
Esta crisis surge también en aquellas parejas que se han dejado llevar por la rutina, la convivencia se convierte monótona y el aburrimiento empieza a formar parte de sus vidas.

Esto, junto con el deseo de recuperar una etapa perdida, puede dar lugar a la infidelidad en aquellas parejas que no tienen una relación sólida y en las que no ha existido una lucha por vencer los obstáculos que presenta la vida de pareja, tales como la rutina.

La vida de pareja es muy compleja y requiere de un gran esfuerzo y dedicación, y es precisamente en esta etapa cuando más atentos hay que estar con nuestra pareja, demostrarle amor y hacerle sentir feliz es fundamental para superar cualquier crisis.


4. Crisis de la vejez


Las parejas que han sabido solucionar realmente todos los problemas y las contrariedades que les ha presentado la vida, cuando llegan a esta etapa se unen más estrechamente, se apoyan y ayudan mutuamente, surge un reencuentro entre ellos.
En esta etapa disponen de más tiempo libre, ya no trabajan y los hijos se han ido del hogar, en definitiva tienen una vida menos activa que les permite estar más tiempo juntos.

Sin embargo en parejas que en su trayectoria no han sabido solucionar los conflictos que les ha deparado la vida llegan a la vejez con resentimiento, con la sensación de una vida malgastada.

La jubilación y la salida de los hijos del hogar produce un vacío que puede dar lugar a una crisis en la pareja, se distancian cada vez más y empiezan a ignorarse.

5. Cómo salir de las crisis


Cuando la relación de pareja entra en crisis, se deben poner todos los medios para salir de ella, hay que identificar el problema y poner soluciones.
1. Evitando todo tipo de reproches y ofensas incluso en las grandes discusiones donde se puede herir aún más por el propio acaloramiento de la discusión y la falta de control.

2. Después de un enfado la reconciliación debe llegar pronto, no hay que tener miedo a las discusiones siempre que no ocurran con demasiada frecuencia y no se falte el respeto en ningún momento.

3. Dialogar, saber decir las cosas, saber callar en determinados momentos y rectificar cuando estamos equivocados, es fundamental para superar cualquier crisis.

4. Aceptar a la pareja tal y como es, sin intentar cambiarla.

5. No te dejes absorber por el trabajo, cuando llegues a casa interésate por el trabajo de tu pareja o por el quehacer diario, aprende a escuchar.

6. Es necesario evitar el aburrimiento. En la vida de pareja tiene que haber proyectos, ilusiones, variedad, sentido del humor, diversión, vida social. La alegría y el buen humor son fundamentales para que a tu pareja le guste estar contigo.

Por qué nos enamoramos

1. ¿Qué es enamorarse?


Enamorarse. El enamoramiento correspondido hace que nos sintamos felices


Enamorarse es un estado emocional de alegría y felicidad que sentimos cuando nos encontramos fuertemente atraídos por otra persona, a la que idealizamos y le atribuimos toda una serie de cualidades que en la mayoría de los casos magnificamos.

En cada persona el enamoramiento surge por causas diferentes y específicas. Vemos en esa persona a un ser encantador que nos cautiva por una serie de cualidades que nos gustan y nos atraen, su manera de ser, comportarse, moverse, belleza, inteligencia, etc. Incluso a veces no encontramos una causa objetiva y concreta que justifique los sentimientos que experimentamos.

Cuando la persona enamorada es correspondida, siente un deseo irresistible de estar con la otra persona, de conocerla y de ahondar en su vida. Pero cuando esto no es así y el enamorado no es correspondido, experimenta un sentimiento de tristeza y frustración que tendrá que ir superando para salir de este estado.


2. Del enamoramiento al amor


El enamorado piensa que ese amor es el definitivo, único e irrepetible y que va a perdurar siempre. Sin embargo, es tan sólo el comienzo de un proceso que puede o no acabar en verdadero amor, y que dependerá en gran medida del conocimiento y el trato que vaya teniendo de la otra persona, conocer sus gustos, preferencias, objetivos etc.

Este proceso consiste en la maduración de ese amor inicial para convertirlo en una amor sólido donde se cimiente una relación duradera y de entrega, dando paso en muchas ocasiones a un proyecto de vida en común o de familia.

3. Falsos enamoramientos


Con frecuencia, algunas personas confundimos el estar enamorado con otras formas de amor o de sentimientos. Debemos tratar de identificarlas y de diferenciarlas del verdadero enamoramiento. Algunas de ellas son:

1. Cuando la persona se enamora solamente si hay un obstáculo que impide llevar a cabo una relación, pudiendo ser este obstáculo el propio rechazo de la persona a quien quiere conquistar, o bien la existencia de un rival, o cuando está casada, etc. En tal caso, cuando el obstáculo desaparece y consigue su objetivo, el amor también desaparece.

2. Cuando una persona se siente atraída por otra como consecuencia de lo que tiene o representa: riqueza, poder, clase social, etc. Es lo que llamamos el amor por interés. Personas que consiguen sus metas a través de otros y se valoran en función de los méritos del otro.

3. Personas inseguras que engañan a la persona amada para seducirla, con cualidades que no tienen u ocultando defectos. Son personas que conocen muy bien sus limitaciones y que saben como ocultarlas y evitar que el otro las perciba pero, tarde o temprano salen a la luz y es cuando empiezan las decepciones y el otro se siente engañado/a.

4. Tras una decepción amorosa, hay personas que quieren volver a enamorarse para olvidar el amor que le está haciendo sufrir, mantienen una relación con otra persona con la que se sienten cómodos pero no enamorados, pasado cierto tiempo esta relación fracasa.

5. El caso de esas personas, sobre todo adolescentes, que creen estar enamoradas de sus ídolos, sienten admiración por lo que hacen o por como son físicamente, y lo confunden con el amor.

4. Cómo mantener el amor


Al comienzo de toda relación es bueno conocer las inquietudes, hobbies y actividades que a cada uno le gusta hacer e intentar respetarlas y, en la medida de lo posible, hacerlas juntos pero, sin forzar situaciones.

No debemos olvidar que también es bueno hacer cosas individualmente y que es un error pensar que las parejas que pasan más tiempo juntas funcionan mejor.

En definitiva, se trata de no perder las ilusiones que siempre habéis tenido ya que, en la medida en que uno está bien consigo mismo lo va a estar para aportar lo mejor de sí a la relación.

Transcurrido un cierto tiempo, se pasa de la euforia del comienzo a la tranquilidad de la vida cotidiana, después de varios años de convivencia se produce el cansancio y el deterioro de algunas parejas que no han puesto los medios para evitarlo y esto junto con la rutina puede conducir al final de la relación.

Para que esto no ocurra y mantengamos la ilusión y entusiasmo,es preciso cuidar día a día nuestra vida en común. ¿Cómo? A través de los pequeños detalles y de la comunicación, intentando cada día un acercamiento mayor, demostrándole además a nuestra pareja que la queremos y haciendo que se sienta feliz a nuestro lado.

El mejor comienzo para una pareja

1. Elegir acertadamente


Para que una relación de pareja tenga éxito es necesario elegir a la persona adecuada, teniendo en cuenta además de otros factores, la manera de ser de cada uno, y lo que ambos esperan de esa relación.

De esta forma, aunque todos los comienzos de pareja tienen un futuro incierto, se podrían evitar en algunos casos decepciones y sufrimientos que se podían prever.

Una pareja en la que cada miembro tenga unas expectativas diferentes en torno a ella probablemente fracase. Por eso es importante saber lo que esperan de esa relación, si están dispuestos a luchar o por el contrario abandonarán en cuanto surjan las primeras dificultades.

También es importante que sepamos cómo es esa persona, por la que nos hemos sentido atraídos y con la que deseamos iniciar una relación de pareja, conociendo su personalidad, objetivos y valores, y determinando sin precipitarnos, si es la adecuada para comenzar una relación.

2. Para que una relación tenga éxito


El sentido del humor y compartir el ocio contribuye a la unión de la pareja


Existen una serie de factores que influyen para que una relación tenga éxito. Veamos algunos de ellos:

- La atracción física, entendida no como belleza sino como un atractivo físico basado en los gestos, la forma de hablar, de moverse, la sonrisa, el estilo etc. Son aspectos externos que contribuyen a un mayor interés hacia esa persona y que además nos revela algunas características de la personalidad.

- Para que una relación tenga éxito no podemos olvidar la alegría y el buen humor, fundamentales para conseguir una relación divertida y amena.

- Mantener desde el principio de la relación el respeto, no acudiendo nunca a los insultos ni descalificaciones y cuidando además el trato que tenemos hacia ella, para que en ningún momento resulte ofensivo.

- Ser generoso con la pareja dedicándole nuestro tiempo, escuchándola y preocupándonos por sus problemas e inquietudes, y conociendo y mostrando interés por todo lo que a ella concierne.

- Es fundamental que exista una buena comunicación para alcanzar un mayor nivel de entendimiento, aunque en ocasiones esta comunicación se puede ver empobrecida por la existencia de una educación o de un nivel cultural muy diferentes.

- Compartir el tiempo libre y procurar tener aficiones comunes, aunque como personas diferentes que somos, cada uno tendremos nuestros gustos particulares. Si bien no debemos renunciar totalmente a ellos, sí deberemos hacerlo en parte en pro de dedicar parte de ese tiempo, a la persona que esta a nuetro lado, ya que muchas veces este tiempo libre es el único de que disponemos para cultivar nuestra relación de pareja.

3. Cómo conseguir la confianza


La confianza es una de las bases sobre las que se debe crear una relación. Para lograrlo, es importante que se empiece a construir desde el principio y que sean los dos miembros de la pareja los que traten de conseguirlo. No obstante, en algunas parejas no se logra hasta pasado mucho tiempo.

Para mantener una relación profunda y sincera, es fundamental que exista confianza y para conseguirlo debemos ser capaces de transmitir a nuestra pareja lo que esperamos y deseamos de ella y tener la seguridad de que lo tiene presente en su modo de actuar.

También es importante que sepamos comunicar aquello que nos molesta y nos incomoda, pero no como crítica destructiva, sino con el fin de mejorar la relación y de tener una evolución positiva.

Es a través del tiempo cuando surgen las ocasiones, en las cuales se puede demostrar la confianza, tan necesaria para una buena relación y tan fundamental para superar los momentos de crisis por los que todas las parejas pasan alguna vez.

Puede ocurrir también que con el paso del tiempo empecemos a dudar y surja la desconfianza, bien porque hayamos sufrido decepciones o porque en alguna ocasión haya habido engaños, en tal caso recuperarla resulta muy difícil.


4. Errores que no debes cometer


Muéstrate tal y como eres, no trates de impresionar a tu pareja con modos de actuar que no corresponden contigo, sé claro/a al demostrar lo que te interesa, no le hagas creer que tienes interés en temas que realmente no te importan.

No trates de cambiar a tu pareja corrigiéndole continuamente y tratando de imponerle formas de actuar y de ser, que tú deseas que tenga, no te olvides de que tú te enamoraste de tu pareja tal y como es, no pretendas con el paso del tiempo cambiarla.

Las relaciones con la familia de tu pareja

1. La familia de tu pareja


Cuando la relación de pareja va consolidándose el trato con la familia del otro es más frecuente y va adquiriendo más importancia. Pero es sobre todo al inicio de la vida conyugal cuando comienzan las obligaciones familiares, en las que se comparten comidas, reuniones, celebraciones, etc.

Empiezas a formar parte de otra familia y, aunque el contacto con ellos no sea muy frecuente, tendrás que respetar sus costumbres, educación, y estilo de vida. Esto supone un esfuerzo que puede chocar con tu manera de ser pero que por amor a tu pareja y por respeto a su familia tendrás que realizar.

Si te molesta la actitud que tienen contigo o si surge algún conflicto, háblalo con tu pareja para que trate de solucionarlo. Tu pareja deberá apoyarte a ti por encima de todo y tratar de corregir estas actitudes, pero no caigas en las criticas ni menosprecies a su familia y, aunque no consigas solucionar vuestros conflictos, no estés continuamente quejándote de la forma de ser de ellos o del trato que tienen hacia ti. Es preferible que mantengas cierta distancia si piensas que no te respetan o si piensas que no puedes mantener una buena relación.


2. La familia de origen


Ahora tienes una vida independiente a la de tus padres, has formado una familia y deseas que funcione, para ello es necesario que dejes de depender de ellos y ellos de ti.

Si lo ves necesario, ponle límite a tus padres. No permitas que se entrometan en vuestra vida y aclárales lo importante que es para ti vuestra relación. Hazles saber también que aunque valoras mucho su opinión, hay temas en los que no deben y no deseas que intervengan.

También puede ocurrir que los padres sientan cierto temor a que los hijos se distancien de ellos y, para evitarlo, recurren a quejas tales como que no los visitan con frecuencia, no llaman por teléfono, a tus hermanos los veo más, etc. haciéndole sentir de esta forma que su comportamiento no es el esperado y creándoles un sentimiento de culpabilidad. No cedas a sus presiones si piensas que no tienen razón.

Debe quedar claro que esto no es lo común y que lo normal es que la relación con los padres no se vea afectada porque los hijos salgan del hogar y formen otra familia. Por lo general, los padres se sienten felices por la evolución natural de sus hijos aunque echarán de menos la convivencia con ellos.

3. Cómo llevarte bien con la familia política


Lo ideal en toda pareja es una buena relación con ambas familias, esto evitará problemas y discusiones entre vosotros, para lograrlo es necesario tener una buena disposición. A continuación exponemos una serie de sugerencias:

1. Ante todo es necesario una actitud de respeto hacia ellos, hacia sus costumbres y forma de vida, acéptalos como son.

2. Trátalos con cariño y evita cualquier discusión o roce, pero si alguien te ofende o falta el respeto, debes hacerle entender que no se lo puedes permitir. Si es necesario, háblalo con tu pareja para que trate de solucionarlo.

3. Deja que tu pareja tenga una relación fluida y natural con su familia sin que tú tengas que estar en todo momento o tenga que contarte todo lo que hace con ellos. Ten en cuenta que hay personas que tienen una relación muy estrecha o de amistad con sus padres y hermanos.

4. Muéstrate tal y como eres, no pretendas impresionarles para lograr las expectativas que ellos tienen de una nuera o yerno perfecto, no lo lograrás.

5. No compares tu familia con la de tu pareja. Ninguna es mejor que la otra y, al fin y al cabo, te has enamorado de una persona que ha sido educada y se ha desarrollado con los valores y costumbres de tu familia política.

4. La relación con la suegra


Una suegra discreta y cariñosa puede ser una gran ayuda con los nietos


Es un tópico pensar en la suegra como una persona manipuladora, entrometida y que todo lo controla y que por lo tanto genera conflictos en la pareja. Es cierto que esto ocurre en algunas ocasiones. En tal caso, si se entromete en vuestra vida o trata de controlarla debéis intentar no permitírselo desde el primer momento.

También ocurre que aquella madre que fue excesivamente protectora con su hijo, como suegra no podrá evitar seguir preocupándose y preguntándole continuamente por su vida, consiguiendo de esta forma agobiar a la pareja. Son aquellas suegras que no han sabido superar la independencia de su hijo/a.

Con frecuencia se trata de mujeres que apoyan su afectividad en el hijo en lugar de en su marido o pareja, por ausencia o falta de apoyo de este, creando una relación patológica con los hijos.

Por supuesto, también existe un tipo de suegra prudente y discreta, que respeta a la pareja y no se inmiscuye en su relación.

Al margen de los distintos tipos de suegras que hemos señalado, hemos de destacar el papel tan importante que desempeñan la mayoría de ellas cuando nacen los nietos, dispuesta a quedarse con ellos y a ayudar cuando se le necesita.

El miedo al compromiso

1. Cuando deseo tenerte... y huyo de ti


Madurez. El foco de motivación se centra principalmente en encontrar una pareja.


El proceso de evolución sentimiental en el ser humano, parece que sea un camino programado y fácil de seguir, pero en realidad es un aprendizaje complejo.

Desde los primeros años de vida, ya nace el amor por las personas cercanas y de las que existe una dependencia. En la infancia el vínculo amoroso va dirigido hacia los progenitores y entorno familiar. El mundo del niño se reduce al ambiente familiar, las personas que conoce y le rodean.

En la adolescencia ese vínculo se amplía al grupo de iguales, se busca la cercanía y el placer con los amigos. Al llegar a la juventud, se empieza a despertar la necesidad de compartir las experiencias con una pareja.

En la mayoría de las ocasiones, la necesidad de divertirse y estar con los amigos es tan poderosa como la necesidad de estar con la pareja, motivo en ocasiones de conflicto con uno mismo, ya que el individuo tiene que empezar a entrenarse en tomar decisiones y aprender a establecer prioridades, así como a saber compartir y organizar sus preferencias.

Será llegados a la edad adulta cuando el foco de motivación se centra principalmente en encontrar una pareja. Claro está, que en primer lugar no es fácil para muchas personas conocer a alguien que pueda resultar interesante, pero cuando se encuentra y se decide iniciar una relación, uno se aventura en un universo de experiencias novedosas y de complejos sentimientos y emociones.

Muchas personas desean encontrar una pareja y establecer una relación sólida pero por otra parte, les da miedo adquirir un compromiso.

2. ¿Por qué aparece el miedo?


El miedo surge ante la expectativa de cambio. Si una persona se plantea que tener una pareja conlleva una valoración que resta, es decir, existen más cosas que perdemos de las que ganamos, entonces tendrá más fuerza el temor al fracaso que la expectativa ante lo positivo que está por venir.

El miedo es el resultado de un desajuste entre lo que tenemos que afrontar y los recursos de los que se dispone. No solo es importante tener los recursos necesarios para afrontar las situaciones, es primordial que la persona sea consciente de la capacidad que posee y la lleve a la práctica.

Cuando la persona ignora sus propias capacidades, aparecen los temores e inseguridades que hacen a uno más frágil y débil ante las circunstancias. En estos casos, la persona tiende a huir porque no sabe como responsabilizarse ni asumir las diferentes adversidades con las que puede enfrentarse.

3. ¿Qué personas son más vulnerables?


Existen algunas características comúnes entre las personas que les da miedo consolidar una relación de pareja. Estas personas temen el compromiso con ellos mismos, con su autonomía, les asusta ser responsables de sus actos y consecuencias, de tomar decisiones, de expresar sus opiniones.

La autonomía y responsabilidad son capacidades que se van construyendo y aprendiendo con los años. La familia tiene un papel fundamental en la formación de los recursos y capacidades del individuo. Así pues, una educación protectora, permisiva o muy rígida impide al individuo desarrollar sus propias estrategias de afrontamiento para valerse por sí mismo. La persona que ha aprendido a establecer normas rígidas, lo hará también con su pareja. Será exigente para compartir, dar y recibir del otro, y en el momento que la relación no siga el curso esperado, vendrá la frustración y la ruptura sin dar posibilidad de cambio.

La rigidez también lleva a que el individuo tenga la necesidad de tenerlo siempre todo controlado. Ese control se pierde en el momento que se comparte con una pareja el día a día y no se tienen las estrategias adecuadas para afrontar las situaciones novedosas que van apareciendo. Aparece entonces la inseguridad y el miedo que provoca angustia y frustración y por ende, se tiende a evitar aquello que no se controla.

También existe en estas personas una dificultad para expresar las propias emociones. Intentan no profundizar en lo que piensan y sienten de forma que las conversaciones que mantienen tienden a ser superfluas para no mostrar sus inseguridades y sentirse inferiores.


4. ¿Cuál es su modus operandi?


Generalmente el deseo de conseguir una relación estable les hace ser buenos conquistadores, pero posteriormente su miedo a la intimidad les creará confusión y empezarán a crear y a creerse excusas y argumentos contra la pareja para poder escapar de una relación que inicialmente habían buscado.

Cuando surge el miedo a la intimidad, empiezan a crecer las dudas y a buscar “fallos” en la pareja. En cierta forma, la falta de estrategias y de conocimiento sobre uno mismo hace que se busque justificación a la propia inseguridad y temores.

Como no se está preparado para asumir y abordar las carencias que uno tiene, se busca en el otro fallos que alivien el malestar generado y así comprobar que la causa del desconcierto es que la otra persona no es la adecuada. Al final se buscará romper la relación para recuperar la estabilidad y huir del descontrol.

Este proceso de búsqueda de pareja y rechazo al compromiso se repetirá continuamente con diferentes parejas hasta que la persona asuma que tiene que abordar sus limitaciones. El ciclo se conseguirá romper cuando la persona se sincere consigo misma, afronte sus verdaderas necesidades y se arriesgue al compromiso.

5. ¿Cómo afrontar el miedo al compromiso?


Es imprescindible aprender a hacer frente al miedo utilizando nuevas estrategias de afrontamiento, ya que la evitación no resuelve el problema.

- Hay que hacer frente a la situación conociendo y asumiendo qué sucede y por qué sucede. Se debe contemplar la posibilidad de cambio sin que ello implique una sensación de descontrol.

- La autoconfianza debe ser un camino que se inicie desde un reconocimiento positivo de las capacidades y dificultades que uno posee. Valorarse más uno mismo fortalecerá la seguridad en las acciones y decisiones que se tomen.

- Es esencial aprender a expresar los temores y las inseguridades. Saber exteriorizar las preocupaciones ayuda a fomentar una relación de confianza y de mayor conocimiento entre los miembros de la pareja.

- También es importante conocer todos los miedos para sanearlos con nuevos pensamientos más adecuados y ajustados a la realidad.

El miedo es una emoción que aparece cuando se percibe una situación de amenaza y peligro. Cuando el miedo surge ante experiencias placenteras y que aportan felicidad, estamos ante un miedo irracional que puede causar mucha insatisfacción y frustración si no se intenta afrontar y combatir.

El sexo en la pareja

1. Sexualidad y amor


Relación sexual. Es la entrega más íntima que realiza una pareja.


La sexualidad es la forma de expresión más íntima que se produce entre un hombre y una mujer, expresamos el amor que sentimos por nuestra pareja y nos comunicamos a través del acto sexual.

Es a través de caricias, besos, palabras cariñosas, etc. como iniciamos esta entrega hasta llegar al acto más íntimo y profundo que puede realizar una pareja.

Si no existe amor lo que se produce es un encuentro físico cuya única finalidad es la búsqueda del placer. Cuando el amor está presente, se realiza el acto de una forma más delicada y completa en la que además del placer la pareja encuentra la generosidad y la entrega de su compañero.

2. Satisfacción sexual masculina y femenina


Para que una pareja esté contenta y satisfecha con su vida sexual debe conocer las diferencias que en el aspecto sexual existen entre un hombre y una mujer.

Además, han de encontrar tiempo para amarse, para estar solos, expresar lo que se quieren y crear a lo largo del día un ambiente de complicidad y cariño.

El hombre
El hombre logra el placer sexual más fácilmente que la mujer, ellos tienen una fase de excitación corta y unos impulsos sexuales rápidos, consiguen excitarse con más facilidad que la mujer y es a través de la vista y el tacto como la mujer puede estimularlo para alcanzar el orgasmo.

La mujer
La mayoría de las mujeres antes de realizar el acto sexual necesitan crear una clima romántico, tener una complicidad afectiva con su pareja y sentirse deseadas. Las mujeres son más complejas que el hombre para alcanzar la satisfacción sexual, sus impulsos sexuales tienen un ritmo lento por lo que necesitan más tiempo y una estimulación adecuada y sin prisa.

Es importante que el hombre conozca y comprenda el cuerpo de su compañera observando como responde ante las caricias y estímulos que él le proporciona. Ha de ser lo suficientemente sensible para captar los deseos de su pareja.


3. Maduración sexual


Existen parejas que al principio tienen dificultades para tener una sexualidad satisfactoria pero que con el tiempo aprenden a relacionarse y a mejorar en este sentido.

Uno de los problemas que surgen al comienzo de las relaciones en algunas parejas es la ansiedad de estar a la altura y la preocupación excesiva por satisfacer a la pareja y satisfacerse a sí mismo, lo que puede suponer un cierto grado de frustración si no se consigue.

Por esto, la confianza desde este punto de vista con nuestra pareja es fundamental para lograr unas relaciones satisfactorias. También el conocimiento de los deseos y del comportamiento sexual de nuestra pareja, hacen que este tipo de relaciones vayan mejorando con el tiempo, realizándose de forma más espontánea y relajada y produciéndose una mayor compenetración sexual.

4. Falta de deseo


Hay que distinguir entre la falta de deseo por causas fisiológicas o por causas psicológicas.

Causas fisiológicas
Las causas fisiológicas pueden estar relacionadas con alguna enfermedad, con problemas de peso o las que sufren algunas mujeres como consecuencia de determinados anticonceptivos. En el caso de los hombres también se pueden producir por la disminución de testosterona. En estos casos se hace necesario acudir al médico.

Causas psicológicas
Dentro de las causas psicológicas la falta de deseo puede estar originada por el cansancio o el estrés, en estos casos una falta temporal de deseo es normal y no debe obsesionarnos ya que esto conduciría a una ansiedad más profunda.

La falta de deseo puede sobrevenir también cuando las relaciones se hacen rutinarias, para que esto no ocurra es importante ser imaginativos, cuidar los detalles y intentar estar atractivos para la pareja. La pérdida del cariño por relaciones donde falta el respeto, la confianza, el dialogo, la complicidad, provoca consecuentemente la falta de deseo.

Aprende a discutir eficazmente con tu pareja

1. El temor a discutir


Preocupación. No deben preocuparnos las discusiones si no son con excesiva frecuencia.



Hay quien piensa que discutir es sinónimo de pelear. Lo ven como algo negativo que deben evitar para que no afecte a su relación de pareja. Pero, al contrario de lo que estas personas piensan, casi siempre se puede sacar provecho de una discusión. Puede ser beneficioso para la pareja, pues se trata de aclarar una cuestión en la que cada uno tiene un criterio diferente, para poder llegar a un acuerdo o solución. Sólo hay que saber cómo hacerlo.

Algunas personas, para evitar una discusión, prefieren callar y no decir las cosas en su momento. Sin embargo, esto se puede volver en contra de ellas. Por un lado, es posible que posteriormente lo "suelten" aunque no venga a cuento y suene a reproche o resentimiento. Por otro lado, hay que tener en cuenta que un enfado acumulado puede causar más daño que una discusión en su momento.

No deben preocuparnos las discusiones en la pareja si no son con excesiva frecuencia. Lo importante es saber hacerlo, manteniendo siempre las formas y el respeto hacia la otra persona y siempre con cuidado de que no se repitan de manera continuada, ya que perderían eficacia.

2. Aprende a discutir


Veamos una serie de consejos que podemos poner en práctica para que las discusiones no perjudiquen la relación de pareja:

- Plantea el problema de forma clara y directa sin temor a lo que te pueda decir tu pareja. Exprésale también tus sentimientos y lo que piensas en ese momento. No esperes que adivine tu malestar o enfado. Si tú no se lo dices tu pareja, no puede saber qué es lo que te pasa.

- Escucha a la otra persona sin interrumpir. Espera tu turno para hablar y deja que se explique, puede que tú no poseas la verdad absoluta o que estés equivocado.

- Debes tener muy claro por qué estás discutiendo y cuál es el motivo de la discusión. Asegúrate que no es un mal entendido, de esta forma podrás evitar muchas discusiones.

- Busca el momento adecuado. No lo hagáis delante de los niños o de conocidos y no intentéis que los demás tomen partido en vuestras discusiones. Si estáis excesivamente enfadados, es mejor esperar un poco así evitaréis exagerar o decir cosas que realmente no pensáis.

- Después de una discusión no tardes mucho en reconciliarte y si crees que no tenías razón no dudes en pedir perdón.


3. Lo que no se debe hacer en una discusión


Tan importante es saber lo que se debe hacer, como lo que no se debe hacer en una discusión.

- Evita las voces y los insultos, las malas formas y la falta de respeto no te ayudarán en la comunicación, tan sólo conseguirás ir desarrollando una conducta agresiva hacia tu pareja.

- No aproveches para discutir y reprochar temas pasados, piensa que no hay que estar continuamente removiendo el pasado, porque eso ya no tiene solución. Preocúpate del problema presente y trata de resolverlo.

- No amenaces a tu pareja con el divorcio o con que te vas a ir de casa, tan sólo conseguirás aumentar la tensión entre vosotros. Si lo repites con frecuencia, a la larga no te creerá.

- No trates de hacer daño a tu pareja, ridiculizándola con frases como “todo te sale mal”, “no sabes hacer nada” o “eres un inútil”. Esto sólo te servirá para descargar tu furia sobre ella, pero no para intentar solucionar un problema discutiéndolo.

- No trates de implicar a otras personas.

4. ¿Cuándo pedir perdón?


Con la convivencia surgen las discusiones y, aunque esto no es lo más deseable para una pareja tampoco se pueden evitar, forman parte de la vida cotidiana.

Si tras una discusión tienes el convencimiento de que estabas equivocado, no tardes en decírselo a tu pareja. Piensa que pedir perdón es necesario en muchas ocasiones para que un problema o discusión quede zanjado. También demostrará que sabes reconocer tus errores y en consecuencia rectificar.

La actitud del que recibe las disculpas debe ser reconciliadora y no aprovechar la ocasión para demostrar que tenía razón y, sobre todo, debe en todo momento aceptar las disculpas. Recordad que rectificar es de sabios.

Cómo afrontar una relación a distancia

1. Cómo sobrellevar una relación a distancia


Entusiasmo. Hay que mantener vivas las ganas de verse aunque dé pereza viajar.


En la actualidad, los avances tecnológicos facilitan la comunicación entre personas que viven en lugares diferentes. Aunque sí es posible mantener una relación a distancia, no debemos obviar la dificultad de la misma.

- Personas que han iniciado la relación viviendo cada una en un lugar diferente
Son parejas que no han tenido que cambiar su estilo de vida por esa relación, pero que están continuamente buscando la ocasión para poder verse. Es importante en estas parejas conocer el entorno del otro, ver cómo se desenvuelve en su ambiente habitual, con sus amigos y familia. Esto permitirá conocer mejor a la otra persona y despojar los fantasmas que puedan surgir de la imaginación.

- Personas que iniciaron su relación en la misma ciudad y tras un tiempo tuvieron que separarse
El efecto de la distancia suele ser más acusado. En parejas acostumbradas al contacto diario, con una vida en común, la necesidad de verse es mayor. No suele afectar negativamente a la relación, pues suelen ser relaciones más consolidadas.

No obstante, la ausencia de la pareja es dura y difícil de sobrellevar en ambos casos, pero cuando una persona está realmente enamorada, no hay dificultad que no se puedan solventar. Hay que afrontarlo con paciencia y mirando el lado positivo. Por un lado, están los reencuentros que se viven de forma muy intensa y que mantienen una ilusión constante en la pareja y, por otroo, con la distancia no se sufrirá el desgaste de la rutina diaria.


2. Problemas frecuentes


- El riesgo de un enfriamiento. Puede ocurrir que con el paso del tiempo la relación se vaya enfriando. Hemos de tener en cuenta que dos personas enamoradas que viven en ciudades diferentes, deben tener como fin común vivir juntos o en la misma ciudad. En caso contrario, la relación no se podrá prolongar indefinidamente.

- Discusiones por quién se desplaza. Con el paso del tiempo puede resultar cansino, lo que en un principio no importaba tanto, ahora resulta más pesado. Discutir para que sea el otro el que se desplace, puede convertirse en algo habitual entre vosotros.

- Querer y no poder... Aquellas parejas que no dispongan de tiempo ni de dinero para viajar lo tienen más complicado. El interés por verse y por salvar distancias puede ser muy grande, pero los encuentros pueden ser casi inexistentes.

- Falta de confianza. El principal problema que puede surgir es la falta de confianza. No conocer su entorno o no formar parte de su vida cotidiana puede producir desconfianza, dudando de todo lo que cuente tanto en el plano sentimental, profesional como familiar.

- El riesgo de infidelidad. La infidelidad es uno de los riesgos de estas parejas. En la distancia, las personas empiezan a sentirse más cercanas a quien les rodean, pudiendo surgir el interés y la atracción por otra persona.


3. Cómo mantener el interés


Cuando existe amor verdadero y comprometido, no hay obstáculo que no se pueda vencer. Lo importante es confiar en los sentimientos propios y en los del otro, y pensar que ambos anheláis estar juntos.

Los encuentros no deben distanciarse mucho, hay que hacer todo lo posible para verse venciendo la pereza de viajar continuamente y todos los obstáculos que puedan surgir. Es la mejor forma de mostrar interés por tu pareja y demostrar que lucháis por vuestra relación.

Mantener siempre una comunicación constante, hablando diariamente por teléfono, mandando mensajes a través del móvil o incluso podéis acordar un horario para chatear. Si tenéis una webcam, sentiréis la comunicación más cercana.

Para mantener el interés y ver el sentido de vuestra relación también es necesario que busquéis la posibilidad de vivir en un futuro en la misma ciudad y hacer proyectos para cuando llegue ese momento. Para ello lo más probable es que alguno de vosotros tenga que renunciar a su vida cotidiana y a su trabajo.

4. Amor a través de Internet


Son muchas las parejas que se conocen y mantienen una relación a través de Internet. Son relaciones a veces un poco ficticias por lo fácil que es dar una imagen engañosa de uno mismo a través de Internet. Omitir defectos y exagerar cualidades o inventarlas, es frecuente en estas relaciones.

Sin embargo y a pesar de esto, cada vez hay más personas que buscan pareja a través de Internet y que, tras un tiempo manteniendo comunicación, acuerdan una cita. En algunos casos, estas relaciones llegan a funcionar.

Diferencia de edad en la pareja

1. Edad en la que se inicia la relación


Madurez. Cuando son adultos, al margen de la edad, la relación suele ir mejor.


Hay que distinguir entre parejas con gran diferencia de edad y en la que ambos son relativamente jóvenes de aquellas otras en la que los dos son bastante mayores. Cuanto más jóvenes sean y mayor sea la diferencia de edad, más complicada será la relación.

En las parejas más jóvenes esta diferencia es más acusada, entre ellos hay mayor distancia en cuanto a madurez, responsabilidad o experiencia. Están en distintas etapas de la vida. Mientras uno es prácticamente un adolescente o muy joven, el otro es una persona adulta y, por tanto, las diferencias son más notables e importantes. No es tan sólo una cuestión física, es sobre todo una cuestión de madurez.

Por el contrario, si se trata de una pareja en la que los dos son adultos, la edad no tiene tanta importancia. Ambos son personas maduras que tienen muy claro lo que desean y esperan de una relación.

2. Cuando él es mayor


En las parejas en las que existe gran diferencia de edad, lo más frecuente es que el mayor sea el hombre. Estas relaciones se han dado en todas las épocas y socialmente no está mal visto, aunque para muchos levanta sospechas sobre el interés que una mujer joven puede tener en un hombre adulto.

Generalmente, un hombre adulto busca en una mujer joven la frescura, alegría y belleza de la juventud. Le mueve el deseo de sentir que todavía es joven y de seguir viviendo la vida con intensidad. Estar con una mujer joven le aumenta su autoestima y confianza en sí mismo. Pero, en la mayoría de los casos, la atracción es sobre todo física, por eso no es de extrañar que, pasado un tiempo, le parezca demasiado inmadura.

La mujer joven, que se siente atraída por un hombre maduro, suele ser por la experiencia, sabiduría, estatus social o poder que posee. Busca la protección y estabilidad que un hombre adulto puede ofrecerle y le admira por la sabiduría y experiencia que da el paso de los años.

3. Cuando ella es la mayor


Esta ha sido una situación tradicionalmente casi inexistente y no aceptada por la sociedad. Actualmente, aunque no es muy común, cada vez hay más parejas en las que la mujer es bastante mayor que el hombre, pero esta relación suscita para la mayoría dudas y curiosidad.

Esta situación ha surgido actualmente como consecuencia de la independencia profesional de la mujer, quien ya no depende económicamente de un hombre, sino que tiene una vida profesional y social totalmente activa. Se relaciona con personas de todas las edades y comparte profesión, estudios y aficiones, lo que la hace más interesante y atractiva, y le da más oportunidades de conocer hombres de diferentes edades y más opciones para elegir.

La mujer actual es una mujer muy preparada, tanto profesional como intelectualmente, tiene iniciativa propia y pocos prejuicios sociales o familiares. No acepta la dominación masculina y busca una relación en un plano de igualdad. Es ella por tanto, quien coge las riendas de su vida y decide, eligiendo en algunos casos, tener una relación con un hombre más joven.

Otro factor que influye es la estética, con los adelantos en cosméticos y la tendencia a cuidarse para mantenerse sano y joven. Se ha logrado que mujeres con cuarenta años estén realmente estupendas y puedan estar físicamente a la altura de las más jóvenes. Sin embargo, hay que destacar que en algunos casos pueden llegar a sentir celos de las más jóvenes y temer que su pareja la deje por otra de su edad.

Estos factores contribuyen a que un hombre joven pueda sentirse completamente atraído por una mujer adulta y que quiera formar pareja con ella. Generalmente, lo que buscan en ellas es experiencia y comprensión. Les atrae la independencia y estabilidad emocional que se logra con los años y encuentran en ellas personas más tolerantes y seguras de sí mismas. Son hombres que no desean desempeñar el rol de protector en una pareja y que les gusta enriquecerse de la sabiduría y experiencia de una mujer adulta.

4. Cómo actuar ante la sociedad


Es importante no sentir vergüenza ni esconderse de amigos o familiares aunque notéis cierto rechazo por parte de ellos o duda sobre vuestro amor. No hagáis caso de los comentarios de los demás y disfrutad de vuestra relación.

Vosotros sois los únicos que podéis saber qué es lo que sentís y si realmente estáis enamorados. Defended vuestro amor y luchad por vuestra relación, no permitáis que nadie se interponga.

Es natural que despertéis curiosidad y que hablen sobre vosotros y los motivos que os han unido, pues no es habitual encontrar una pareja con tanta diferencia de edad. Por ese motivo no debéis tenerlo en cuenta. Muchas personas tienen la costumbre de opinar sobre los demás y, en este caso, sobre vuestra relación, aunque apenas os conozcan. No dejéis que los comentarios de los demás, personas siempre ajenas a una relación que es de dos, os afecten.

La pareja ante el nido vacío

La emancipación de los hijos da lugar al inicio de una nueva etapa en la vida de los padres, en la que tendrán que aceptar y superar la ausencia de sus hijos y la tristeza que sienten cuando el nido se queda vacío. La forma de reaccionar ante esta situación variará en función del carácter y de la forma de vida de cada persona.

1. Síndrome del nido vacío


Nido vacío. Los padres deben adaptarse a la nueva situación y retomar la vida de pareja.




Cuando hablamos del nido vacío nos estamos refiriendo a cómo queda el hogar cuando los hijos se marchan para iniciar otro tipo de convivencia, bien sea para formar una nueva familia, por motivos profesionales o en busca de independencia.

La vida de los padres se ve modificada por la emancipación de los hijos. De pronto, se encuentran solos y no saben qué hacer en su propia casa, los hijos ya no están y eso supone una serie de cambios en sus vidas. Tendrán que aceptar su ausencia y adaptarse a la nueva situación, pero sobre todo tendrán que superar la sensación de vacío y soledad que se experimenta cuando los hijos se marchan del hogar.

2. Una nueva etapa


Esta situación da lugar al inicio de una nueva etapa en la evolución de toda familia, que comienza con la salida del último hijo del hogar. La pareja se encuentra ante lo que llamamos "nido vacío", el hogar está diferente, todo ha cambiado, la atención sólo se centra en nuestra pareja o en nosotros mismos.

Atrás quedaron las discusiones, el ruido, las entradas y salidas de unos y otros y las continuas preocupaciones por los niños. Ahora comienza una nueva etapa en la que la relación con los hijos es diferente. Los padres empiezan a verlos como personas adultas, independientes, son conscientes de que han iniciado su propia vida y de que ellos ya no son imprescindibles para sus hijos.

En lugar de alejarnos de los hijos, la distancia puede acercarnos aún más a ellos, pues nos proporciona una relación más liberadora para todos y muy satisfactoria cuando se ha podido preservar una buena relación. En tal caso, sólo cambian las formas, se vive en otro lugar pero los sentimientos y la comunicación siguen siendo los mismos.

Por otro lado, en esta etapa los padres vuelven a encontrarse como pareja. Es un momento difícil para ambos y haber sabido mantener un amor de pareja separado de su vida familiar ayudará a superar la ausencia de los hijos y será muy beneficioso para ellos y para volver a vivir su propia vida de pareja con ilusión y con nuevos proyectos.

3. La mujer ante el nido vacío


La actitud de la mujer ante el nido vacío es diferente según su forma de vida. Hay una clara distinción entre las mujeres que trabajan fuera de su casa de las que se dedican exclusivamente a las tareas del hogar y a los cuidados de los hijos.

En el primer caso, en las mujeres que trabajan fuera, la emancipación de los hijos, generalmente, se vive de forma más natural, sin trauma ni temor a quedarse solas. Son madres que tienen una vida activa fuera del hogar con perspectivas laborales y proyectos personales. Estas madres notarán igualmente la ausencia de sus hijos, pero su vida no cambiará tanto.

En el segundo caso, las mujeres que sólo trabajan en casa, piensan que su vida pierde sentido. Su trabajo ha girado siempre en torno a los hijos y con la marcha de éstos sus vidas sufren un cambio radical, se sienten más angustiadas y vacías. La salida de los hijos para ellas supone una mayor pérdida, consideran que pierden su identidad y les resulta más difícil adaptarse a la nueva situación, no saben qué hacer.

Sin embargo, no podemos olvidar que existen muchas madres que aun teniendo como único trabajo el del hogar, tienen un desarrollo personal pleno con una vida llena de actividades. Ellas también echarán mucho de menos a sus hijos, pero les resultará más llevadero, tienen otros intereses en su vida.

En realidad, no depende de trabajar o no fuera del hogar, sino de los recursos que tiene cada mujer para seguir encontrando sentido a su vida. Éstos dependen de su equilibrio emocional, de su inteligencia, autoestima, generosidad y capacidad de adaptación. Las madres en las que falle esto no sabrán aceptar que el hijo se va y seguirán queriendo controlar su vida y chantajeándolos para que pasen el mayor tiempo posible a su lado.

También depende de la relación que tengan con su pareja. Si se quieren y se compenetran, aceptarán mucho mejor la nueva situación y sabrán sacarle partido. Por el contrario, si la madre no ha encontrado apoyo en su pareja tendrá su vida volcada en sus hijos y demandará de éstos el afecto que debería proporcionarle su pareja.

Estas madres usan su poder afectivo para retener emocionalmente a los hijos, interfiriendo incluso en su vida de pareja. Si estos hijos no tienen la suficiente madurez afectiva, llegan a provocar verdaderos problemas en la relación con sus parejas que pueden incluso acabar en la ruptura.

De igual forma, hemos de destacar que aunque este síndrome puede afectar por igual al padre y a la madre, suele ser más acusado en las madres, ya que tradicionalmente la maternidad se ha considerado el rol principal en la vida de toda mujer y la vida de la madre suele estar más vinculada a la de los hijos.

4. Cómo asumir el nido vacío


Todos los padres han de estar preparados ante la sensación de tristeza y soledad que supone la marcha de los hijos del hogar. Deben tratar de superarlo lo antes posible y afrontar la nueva etapa con actitud positiva. Veamos algunas sugerencias que pueden ayudarnos para afrontar esta etapa con una actitud positiva:

- Pensar que nuestros hijos han crecido y madurado como personas adultas, capaces de tener una vida independiente y con la suficiente autonomía para enfrentarse ellos solos a la vida y a las dificultades cotidianas. Al final, esto es lo que todos los padres equilibrados pretenden con la educación que les han ido dando a sus hijos a lo largo de la vida.

- Tener claro que la marcha de los hijos no significa perder la relación con ellos, sino una relación diferente basada más en la comunicación que en la rutina diaria, una relación entre iguales y viendo la evolución de nuestros hijos como personas, y quién sabe, a lo mejor eso significa que pronto seremos abuelos.

- Retomar la vida de pareja. Es un buen momento para retomar la vida de pareja. Ahora podemos hacer realidad todos aquellos proyectos que nos ilusionaban pero que las obligaciones familiares no nos permitían realizar. Es el momento de disfrutar de nuestra pareja y de las nuevas oportunidades que nos presenta la vida, sin ningún tipo de ataduras ni obligaciones.

- Ocupar el tiempo libre. Debemos realizar actividades que nos distraigan y nos hagan disfrutar, ya sea realizando por ejemplo algún deporte, clases de cerámica, pintura, etc. Aprovechemos también esta etapa para relacionarnos más con los amigos. Es muy gratificante salir a comer o a cenar con amigos, o ir al cine, al teatro, etc.

El respeto en la pareja

1. La vida en pareja


Mantener la pareja. Es fundamental no perderse el respeto aunque surjan diferencias.


Al comienzo de una relación de pareja todo es alegría, diversión, pasión, ilusión... Vemos a la otra persona como un ser maravilloso carente de defectos. Pero, con el paso del tiempo esos sentimientos se reducen y surgen momentos de aburrimiento, rutina, desencanto, incomprensiones, discusiones... Son situaciones que forman parte de la vida en común y a los que no hay que temer cuando se trata de una relación sólida.

Es natural que tarde o temprano aparezcan enfrentamientos y malos momentos. Por lo general, le ocurre a personas que poseen formas de ser diferentes y, por muy enamorados que estén, es normal que surjan diferencias entre ellos. Lo fundamental, es que aunque existan diferencias y malos momentos, nunca lleguen a perderse el respeto.

Las parejas deben hacer una distinción entre su vida personal, la del otro y la vida que tienen en común. Al formar una relación, no debemos renunciar a uno como ser individual que somos y dedicarnos exclusivamente a la otra persona. Eso, sería un gran error que no sólo nos afectaría a nosotros mismos, sino también a nuestra relación de pareja.

Para mantener una buena relación, es esencial que la vida particular de cada uno, sea aceptada y respetada por el otro.


2. Respeto hacia uno mismo


Cuando nos enamoramos, entendemos que debe haber respeto hacia el cónyuge. Sin embargo, no tenemos tan claro la importancia del respeto hacia uno mismo.

Respetarse uno mismo ante su pareja significa mantener siempre la dignidad, no tolerar que se sobrepasen límites establecidos con anterioridad, no aceptar como bueno aquello que le desagrade y no aceptar nunca maltratos, vejaciones o humillaciones, ni justificar en ningún momento, esa conducta de su cónyuge pensando que a pesar de todo le quiere.

En los momentos de crisis, ambos deben luchar por solucionar los problemas. En algunos casos, la relación puede llegar a una situación en la que sólo uno de los cónyuges sea el que trate de salvarla. Esto ocurre, sobre todo, cuando uno de los dos, se está planteando finalizarla y, ante esa amenaza, el otro hace lo imposible para retener a su pareja, llegando en algunos casos a perder la dignidad, suplicándole y rogándole que no le abandone.

Con esta actitud lo único que se consigue es empeorar la situación, alejando aún más a la persona que se desea retener. La mejor actitud, en esos momentos, es mantenerse firme y con dignidad en lugar de humillarse y suplicar. El respeto hacia uno mismo nos debe llevar a desear que nuestra pareja permanezca con nosotros, sólo y exclusivamente si nos quiere y así lo desea.

Esto no significa que ante estas situaciones dejemos de luchar por nuestra relación. Todo lo contrario, a veces podemos mejorar algo de nosotros o de nuestra forma de comportarnos, que puede hacer que nuestro cónyuge cambie de opinión. Pero lo que no debemos hacer, es intentar retenerlo a la fuerza con súplicas o amenazas.

3. Respeto hacia el otro


Respetar a nuestra pareja es aceptar las diferencias personales en cuanto a gustos, ideas, costumbres y formas de entender la vida. Es aceptarla tal y como es, sin intentar cambiar ninguna característica de su personalidad, asumiendo tanto sus cualidades como carencias o defectos. Es mostrar interés por su vida, preocupándonos e interesándonos por su trabajo, familia, proyectos o estado de ánimo.

El respeto también consiste en tratar a nuestra pareja con educación. Debemos dejar que hable sin interrumpirla, y escuchar y mostrar interés por todo lo que dice, transmitiéndole nuestra opinión o discrepando con ella cuando haya terminado de hablar. Es importante dejar que se exprese sin interrupciones.

Las buenas formas son señal de buena educación y respeto. No debemos caer nunca en los insultos o descalificaciones, ni ridiculizar a nuestro cónyuge ni menospreciarlo y mucho menos delante de la gente. Debemos cuidar que el trato que tengamos con nuestra pareja, en ningún momento resulte ofensivo evitando, entre otras cosas, los gritos, insultos o malos gestos.

4. Respeto hacia la relación de pareja


Una forma de mostrar respeto a nuestra relación de pareja es cuidándola y esforzándonos para que funcione. Para ello, es fundamental tener una buena comunicación, que nos ayudará a expresar nuestros sentimientos, llegar a un mayor conocimiento de nuestra pareja y del funcionamiento de la relación.

Hemos de tener en cuenta que las personas evolucionan y cambian con el tiempo. Lo que en un principio nos parecía maravilloso, ahora ya no lo es tanto y aquello que tanto nos gustaba de nuestra pareja, puede que ahora sea la causa de conflictos. En definitiva, para poder tener un mayor conocimiento de nuestro cónyuge y de nuestra relación, hemos de tener una comunicación continua y eficaz.

La infidelidad, es una traición y una falta de respeto a un compromiso hecho por la pareja, un compromiso de lealtad sentimental, donde uno se ha comprometido a amar exclusivamente a su cónyuge. Cuando se comete un acto de infidelidad, se está traicionando a la pareja como unidad.

Los principales enemigos en una relación de pareja

Cuando comenzamos una relación afectiva todo es maravilloso pero con el transcurso del tiempo tenemos que hacer frente a las dificultades y los problemas. Veamos a continuación cuáles son los principales problemas que pueden surgir en cualquier relación de pareja y qué debemos hacer para superarlos.

1. Bases de una relación de pareja


Todas las parejas pasan en algún momento de su relación por situaciones de crisis. Lo importante en esos momentos es afrontarlas y superarlas actuando con madurez y asumiendo los vaivenes de la relación como algo normal que ocurre en todas las relaciones pero que hay que tratar de solucionar.

Ante las dificultades, no debemos caer en el abandono de la pareja ni dejar que las cosas se solucionen solas. Es importante una actitud activa y hacer todo lo posible por salir de esa situación, averiguando cuáles son los motivos que la provocaron y procurar que no vuelva a ocurrir.

Para que una relación sea sólida debe estar basada en el amor, confianza, respeto y comunicación. De esta forma, aunque no va a estar exenta de dificultades será más fácil superar todos lo obstáculos que se puedan presentar, pues se apoya en los pilares básicos de una relación afectiva.

2. Principales enemigos en una relación afectiva


El comienzo de una relación de pareja es una época muy emocionante que se vive con mucha intensidad. Al principio, todo es maravilloso vemos a nuestra pareja como un ser excepcional, casi carente de defectos, y todo lo que hace o dice nos parece perfecto.

Es una época de mucha comunicación y diálogo donde empezamos a conocer a la persona que amamos: su forma de pensar y sentir, sus gustos, aficiones, cualidades, defectos...

Pero, cuando la relación avanza y vemos a nuestra pareja en una dimensión más real sin el apasionamiento del principio, es cuando somos más vulnerables y estamos más indefensos ante los principales enemigos de toda relación. Estos enemigos son, entre otros, la falta de comunicación, la rutina y los problemas de convivencia.


2.1. Falta de comunicación

La falta de comunicación es uno de los principales problemas con los que se puede encontrar cualquier pareja y que incluso puede llegar a destruir la mejor relación.

Si deseamos mantener una relación duradera, debemos luchar por tener verdaderos ratos de intimidad donde fluya la comunicación y donde podamos hablar sin ser interrumpidos por nada ni nadie.

Cuando amamos profundamente a una persona y no sabemos transmitirle lo que pensamos y sentimos, lo más probable es que la relación fracase. Tenemos que saber expresar nuestros sentimientos y tratar de conocer los de nuestra pareja. Para ello es fundamental saber escuchar y mostrar atención e interés por todo lo que a ella concierne.

Muchas veces la falta de comunicación se produce por falta de tiempo o por cansancio.

En ese caso, debemos fijarnos un momento al día para poder conversar con nuestra pareja, sin que ninguno de los dos falte a esa cita. Debemos tener en cuenta que lo más importante para nosotros es luchar por la relación que mantenemos con la persona que amamos.

2.2. La rutina

A veces, con el paso del tiempo, las parejas se ven envueltas en la rutina y el aburrimiento.

La rutina es uno de los mayores enemigos de cualquier relación que hay que vencer, evitando en todo momento perder la alegría y la ilusión por nuestra pareja y manteniendo siempre deseos de estar con ella y de realizar juntos actividades que nos diviertan y nos entretengan y, compartiendo momentos de diversión y de ocio.

Debemos tratar de sorprender, de vez en cuando, a nuestra pareja con detalles y con nuevas ideas con la intención de evitar caer en la monotonía y el abandono.

El amor que sentimos por nuestra pareja y la imaginación, pueden ser nuestros mejores aliados.

2.3. Los problemas de convivencia

Hemos de señalar que la convivencia en sí no es un enemigo de las relaciones de pareja, sino que por el contrario es lo que más puede enriquecer a una pareja. El problema está en la actitud de algunas personas cuando conviven con otras.

Es en la convivencia, con el día a día, cuando más se llega a conocer a la persona que amamos y donde más podemos apreciar sus defectos y cualidades.

Al principio no es sencillo, tenemos que ceder y renunciar a algunas costumbres nuestras para adaptarnos a las del otro o a las que poco a poco vayamos creando juntos.

Por otro lado, también tendremos que evitar aquellos pequeños detalles que tanto desagradan a nuestra pareja y que aún pareciendo poco importantes a fuerza de repetirlos, le hacen perder los nervios y protestar continuamente. Una pequeñez que resulte desagradable, si se repite continuamente y un día tras otro, termina resultando imposible de soportar.

Otro de los problemas más frecuentes que encontramos en la convivencia es, cuando uno de los dos quiere imponerse al otro, imponer su forma de hacer y de organizar la vida en común, lo normal es que el otro no esté dispuesto a ser sometido, generando los primeros conflictos de adaptación.

Cuando una pareja decide convivir debe pensar en los cambios que eso va a suponer para su relación y las dificultades a las que van a tener que enfrentarse. Si no están dispuestos a ceder en sus costumbres o a compartir su espacio y sus cosas, es mejor que no se plantee vivir con su pareja, fracasarían. Pero, superando estos obstáculos podemos decir que la convivencia, es lo mejor para cualquier pareja.

Cómo conservar el matrimonio

1. Matrimonio y sentimientos


Matrimonio. El amor verdadero se hace con el esfuerzo por hacer feliz al otro.


Hay quien piensa que el enamoramiento y la pasión del principio de una relación deben mantenerse siempre y que, en caso contrario, si estos sentimientos desapareciesen, significaría que el matrimonio está acabado. En tal caso, ya no tiene sentido seguir juntos y, por tanto, lo mejor sería romper el matrimonio.

Sin embargo, este pensamiento es erróneo porque basar el amor exclusivamente en los sentimientos es no avanzar en la relación y vivir un amor frágil e intranscendente, que nunca llegará a conocer la gran dimensión y profundidad del amor sólido y duradero que se consigue con esfuerzo y voluntad.

No se puede trivializar el matrimonio, dejándolo a merced de los sentimientos. Éstos varían continuamente, dependiendo de muchos factores: cansancio, estrés, estados de ánimo... El matrimonio se basa en el amor, amor verdadero y entregado, aquél que exige renuncia y esfuerzo, que lo da todo por el otro y que no busca la propia felicidad si no la del otro.


2. Matrimonio y compromiso


Cuando una pareja contrae matrimonio libre y responsablemente, se compromete a cuidar el amor y a mantenerlo en el tiempo, haciendo de su matrimonio una unión firme y madura.

Para que el matrimonio sea duradero, previamente han debido reflexionar sobre el significado de esa unión y los compromisos que eso conlleva. Hay que reflexionar sobre uno mismo y sobre el cónyuge para tener un conocimiento profundo de él y de la pareja en sí, saber qué les une y si es posible realizar con esa pareja un proyecto de vida en común o si, por el contrario, existen diferencias o características que desde el principio nos harían vislumbrar un fracaso matrimonial.

Para conservar el amor debemos mantener una lucha incesante, diaria, ya que es en el día a día donde tendremos que vencer todos los obstáculos que vayan surgiendo y donde nos sentiremos cansados, desanimados, alegres, preocupados...

En definitiva, la unión matrimonial necesita de un esfuerzo continuo para mantener la satisfacción que esperábamos alcanzar al casarnos con la persona que amamos.

El verdadero amor conyugal confía y se apoya en su pareja y, a pesar de las dificultades que van surgiendo a lo largo del tiempo, se mantiene ilusionado y comprometido.

3. Superación continua


Lo mejor que podemos ofrecer a nuestra pareja es el esfuerzo por superarnos continuamente, tratando de vencer los propios defectos e intentar mejorar en todos los ámbitos de nuestra vida: familiar, profesional, intelectual, social...

La pareja debe ayudarse a crecer como personas, a superarse y a perfeccionarse en todo aquello que sea posible.

Para ello, deben contar siempre con el apoyo mutuo y el buen consejo del otro, tratando de entender qué es lo que le preocupa o desea para poder ayudarle.

Debemos ser conscientes de las limitaciones y posibilidades de nuestro cónyuge, aceptar aquellos defectos que no puede superar y no esperar por encima de sus posibilidades.

De igual forma, el matrimonio debe estar en continuo crecimiento, avanzando con el tiempo y enfrentándose juntos a las distintas etapas que presenta la vida.

El matrimonio es un proyecto de dos que se nutre de las aportaciones de uno y otro. Ambos deben ser personas que evolucionen positivamente, aportando siempre lo mejor de ellos mismos y estableciendo objetivos y un plan de vida común que le permitan alcanzar un mayor grado de compenetración.

4. Sugerencias para conservar el amor


Para mantener el interés y el entusiasmo dentro del matrimonio no basta con amar al otro, sino que hay que saber cómo hacerlo:

- Buena comunicación.
El amor no puede mantenerse sin tener una buena comunicación entre los cónyuges. Para ello, hemos de saber escuchar mostrando interés por todo lo que dice nuestra pareja y por todo lo que le rodea, su vida, su trabajo, etc. Debemos buscar ratos de intimidad donde la conversación sea fluida y no sea interrumpida por los hijos, teléfono, etc.

- Complicidad.
Nuestra pareja debe ser en todo momento nuestro cómplice, debe conocer nuestros sentimientos, emociones e intimidades. Debe ser nuestro compañero y amigo que nos acompaña y nos apoya en todo momento y quien nos ame incondicionalmente sin esperar nada a cambio.

- Cuidar los detalles.
Los pequeños detalles son muy importantes en una relación, tanto los positivos como los negativos. Estar pendiente de nuestra pareja y adelantarnos a sus necesidades sin que el otro tenga que pedir ayuda o sorprenderla con una cena o un regalo inesperado, son detalles que alimentan la relación. Por otro lado, también debemos evitar esas pequeñeces que tanto desagradan a nuestra pareja y que a fuerza de repetirlas resultan imposibles de soportar.

- Respeto hacia la pareja.
En toda relación debe primar el respeto y la confianza. No debemos caer nunca en los insultos o descalificaciones. Hay que cuidar el trato que tengamos con nuestro cónyuge para que en ningún momento resulte ofensivo. En las discusiones, debemos evitar siempre los gritos, insultos o malos gestos, de lo contrario se perdería el respeto por la pareja y la relación se deterioraría siendo casi imposible recuperarla.

La comunicación en la pareja

1. Conocer al otro


Comunicación. Es la base del conocimiento mutuo y de la posibilidad de compartir lo que se es

La comunicación es esencial en cualquier relación de pareja porque es a través de ella como podemos conocernos y comprendernos y, por tanto, amarnos.

Conviene que nuestra pareja sepa lo que nos gusta, lo que pensamos y lo que sentimos para que tenga un mayor conocimiento de nosotros y pueda entendernos y ayudarnos cuando lo necesitemos. Para querer a una persona es necesario conocerla.

La pareja es un proyecto de dos personas que deciden compartir su vida. Para ello, necesitan compartir de forma incondicional todo lo que son y tienen, y eso exige una comunicación fluida entre ambos. Una comunicación para conocer y para que nos conozcan, basada fundamentalmente en el diálogo y necesaria para que la convivencia tenga sentido.

Tan importante o más que las palabras son la mirada, los gestos, la sonrisa, la expresión facial... , que forman parte del lenguaje no verbal y que, en la mayoría de las ocasiones, es más expresivo y cercano que las propias palabras.

Normalmente, una sonrisa, un silencio oportuno o una caricia suponen una complicidad o acercamiento hacia nuestra pareja, imposible de expresarlo en el lenguaje verbal. Ante una discrepancia en ambos tipos de lenguaje, damos mayor credibilidad al lenguaje no verbal.

2. Elementos básicos para una buena comunicación



2.1. Diálogo

Para mantener una comunicación efectiva tenemos que llegar a través de la palabra al entendimiento. El diálogo hace que las personas intercambien ideas, sentimientos y opiniones, profundizan en sus vidas y lleguen a un mayor acercamiento.

Para que la relación de pareja sea sólida, hemos de estar abiertos al diálogo y vivir con entusiasmo las cosas del otro, mostrando interés y preocupándonos por todo lo que le acontece.

Debemos procurar mantener una conversación entretenida, hablando con entusiasmo y transmitiendo nuestras pequeñas cosas diarias con la certeza de que al otro le interesa. Aunque en ocasiones nos sintamos cansados y con poca gana de conversar, debemos realizar un esfuerzo y dedicarle a nuestra pareja parte de nuestro tiempo a pesar de la desgana o del cansancio.

Con un diálogo eficaz evitaremos las incomprensiones y muchos problemas y haremos que nuestra pareja se sienta más feliz con nosotros. No hay nada más destructivo para una relación que la falta de conversación, aunque no tengamos ganas debemos hacer el esfuerzo y conversar a diario.

2.2. Saber escuchar

No basta con oír. Es necesario prestar atención y mostrar interés por lo que dice nuestra pareja. No podemos limitarnos a oír unas palabras, sino que tenemos que entender el mensaje de esas palabras. Tenemos que escuchar activamente entendiendo lo que nos dicen y demostrando con la mirada, muletillas o preguntas interés sobre el tema en cuestión.

2.3. Comunicar lo que sentimos

Hay a quien le cuesta expresar lo que piensa y siente, creemos que el otro debe saberlo y nos avergüenza expresar sentimientos, no tenemos en cuenta que para nuestra pareja puede ser una necesidad conocerlos. Tenemos que dejarnos conocer, de lo contrario no podremos llegar a una relación estrecha y comunicativa.

Debemos comunicar tanto los sentimientos positivos cómo los negativos. No podemos tener miedo a expresar nuestros sentimientos aunque sean negativos.

Si nos sentimos enfadados, tristes, malhumorados... no expresarlo contribuiría a un mayor malestar en nuestra relación porque no se resolvería el problema en cuestión e incluso podría dar lugar a malentendidos o a situaciones conflictivas.

2.4. Respeto

Palabras mal sonantes, insultos, descalificaciones, humillaciones, gestos groseros... forman parte de una comunicación ineficaz e irrespetuosa de la que tendríamos que prescindir siempre.

No podemos dejarnos llevar por el enfado o la ira y no controlar las emociones. El mensaje que transmitiríamos es negativo y jamás llegaríamos a un entendimiento. Podemos discutir pero siempre con respeto.

3. Errores más frecuentes de comunicación


La mayoría de los problemas que tienen las parejas están relacionados con la comunicación, bien porque no se comunican entre ellos o por la manera inadecuada de hacerlo.

Una buena comunicación facilita la convivencia y supone un apoyo y ayuda mutua. Así, los errores más frecuentes en relación a la comunicación de pareja son:

- No luchar por conseguir ratos de intimidad. La falta de comunicación es uno de los principales problemas que pueden surgir en las parejas y que incluso pueden llegar a destruir la mejor relación. Para que la pareja esté unida tienen que haber comunicación, debe luchar para mantener verdaderos ratos de intimidad donde fluya la comunicación y donde pueda hablar sin ser interrumpida por nada ni por nadie.

- Pensar que el otro conoce nuestros sentimientos y estado de ánimo. No esperes que tu pareja adivine lo que piensas, sientes o te sucede, dile lo que esperas o deseas y no le juzgues o critiques si no es capaz de adivinarlo. Piensa que no lo hace adrede, tan sólo que no tiene capacidad de observación o sensibilidad para captar los pequeños detalles que hablan por sí solos. No culpes a tu pareja.

- El cansancio y la falta de tiempo. Uno de los grandes errores en la comunicación es la falta de tiempo y dejarse llevar por el cansancio. Tenemos que hacer un esfuerzo y superarlo para estar con nuestra pareja, para hacer actividades con ella o simplemente para conversar. De lo contrario, si con frecuencia evitamos estar con ella porque estamos excesivamente cansados o no disponemos de tiempo, la relación se enfriaría y surgiría un distanciamiento entre ambos. El amor hay que cuidarlo y los momentos que se comparten con la pareja son muy importantes para que el amor crezca.

Sentimientos más comunes al finalizar una relación de pareja

1. Sentimientos de la persona abandonada


Ruptura. Un profundo sentimiento de pérdida y un necesario cambio de vida.



Cuando en una pareja una de las partes decide acabar con la relación, es muy probable que la otra parte, si no deseaba la ruptura, se sienta abandonada, rechazada o traicionada. Esta situación provoca sentimientos contradictorios de amor y odio hacia la que hasta hace poco había sido su pareja.

Junto con estos sentimientos, es muy común que la persona experimente un profundo sentido de pérdida y una gran dificultad para aceptar la nueva situación. Su vida cambia rotundamente.

No sólo pierde a la persona a quien ama, sino que con ella se van algunos amigos comunes, los planes de futuro que tenían juntos, sus costumbres y hábitos cotidianos y la seguridad que da el sentirse amado y acompañado.

La situación económica también queda afectada en aquellas parejas que, durante un largo periodo de tiempo, han estado conviviendo juntas y, por tanto, compartiendo gastos. Ahora, tendrán que hacer frente ellos solos a los gastos de vivienda, alimentación... afectando especialmente a las personas con sueldos considerablemente inferiores a los de su pareja.

Está claro que ser abandonado por la persona que se ama produce un intenso sufrimiento y una gran desesperación. Tras el abandono, la persona enamorada se siente desconcertada, melancólica, con falta de ilusión, pesimista y con baja autoestima. Añora a la persona amada y en algunos casos se culpa por la ruptura, pensando continuamente en lo que podía haber hecho para que su pareja no la abandonara.

Ahora sus planes futuros no van a ser como esperaba y tendrá que reorganizar su futuro adaptándose a la nueva situación. Es muy importante no aferrarse a la idea de que algún día volverá. Aceptarlo y asumirlo cuanto antes es la mejor solución para evitar más sufrimiento.

2. Atravesar el dolor


Normalmente cuando una relación sentimental termina a pesar de uno, tendrá que pasar un tiempo hasta superar la ruptura y recuperarse del dolor. Este periodo de tiempo se denomina "duelo" y consta de una serie de etapas típicas que variarán en tiempo y orden según cada persona. Son las siguientes:

- Incredulidad y conmoción. Aunque nos hayamos dado cuenta de que el final era inevitable, cuando llega el momento de la ruptura no terminamos de creérnoslo y nos sentiremos aturdidos y conmocionados. Al principio no dejaremos de pensar en nuestra pareja y en qué fue lo que falló.

- Tristeza y pérdida. Es natural que nos sintamos profundamente tristes y con deseos de llorar. En definitiva, lo que nos ocurre es que perdemos a alguien a quien queremos y con quien deseamos estar. Le echamos de menos. En esta fase nos atormentamos pensando "no lo superaré", "nunca más encontraré a quien amar"... Es una fase en la que nos sentimos derrotados y hundidos, pensamos que no vamos a recuperarnos y que, probablemente, nunca encontremos a nadie de quien enamorarnos.

- Deseo de venganza. Es un sentimiento común entre aquellas personas que han sido abandonadas por su pareja por motivos de infelicidad.

- Nostalgia. Pasado un tiempo nos invaden las ganas de recuperar lo perdido, incluso deseamos que nuestra ex-pareja vuelva con nosotros.

- Aceptación. Empezamos a aceptar la nueva realidad y a construir un futuro sin nuestra pareja.

3. Ruptura de mutuo acuerdo


Cuando la relación termina de mutuo acuerdo y ambos acepten la situación de forma amigable, la ruptura puede significar para ellos una liberación.

A pesar de haber mantenido una buena relación y de que ésta continúe siendo buena tras la ruptura, es natural que junto con esta sensación de libertad, ambas partes experimenten dolor y sensación de pérdida.

Finalizar una relación con una persona a la que se ha amado, con la que se ha compartido la vida y por la que probablemente continúen sintiendo afecto, siempre produce tristeza.

El problema fundamental al que se enfrenta estas parejas es a la nostalgia. Puede ocurrir que una de las partes se sienta confusa, que pasado un tiempo empiece a añorar a su ex–pareja y sienta deseos de retomar la relación. Ante todo, tiene que tener muy claro si ese deseo corresponde a sentimientos verdaderos, a la costumbre de estar con esa persona o al temor de enfrentarse a una nueva etapa sola.

Si la relación ha sido difícil, la sensación de libertad es muy intensa, casi de euforia y se experimenta un gran deseo de empezar a reorganizar la vida sin esa persona.

Sin embargo, cuando tomamos consciencia de la realidad de la nueva situación nos invade la tristeza. Pero este sentimiento durará poco tiempo.

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