En el desayuno, a media mañana, a la inglesa por la tarde, después de cenar, caliente para acompañar una buena conversación, frío en verano para refrescarte... Sustituir el café, los refrescos o el alcohol por té es una decisión no sólo placentera sino muy saludable.
En sus numerosas preparaciones, el té es un aliado no sólo de tu salud sino también de tu belleza. Y si para ti las infusiones no son más que agua caliente, ya puedes ir cambiando de opinión: de frutas, con canela, con lima, con hierbabuena, en plan cóctel e incluso con pétalos de rosa o ingrediente en la cocina... En casa, en el trabajo, cuando sales a cenar o a merendar, en una tetería, cualquier momento es bueno para tomarse un té.
Te cuida desde dentro
Numerosos estudios han demostrado, entre otras muchas, las propiedades anticancerosas y antioxidantes del té. Estos beneficiosos efectos, entre ellos prevenir el envejecimiento, se deben esencialmente a los polifenoles que contiene el té, y en particular el verde.
Muchos de estos polifenoles (presentes también en el chocolate) son flavonoides, concretamente catequinas, las sustancias con más efectos antioxidantes y antitumorales que existen. De hecho, son antioxidantes naturales capaces de actuar contra las inflamaciones cutáneas y el cáncer.
El té tiene también propiedades cicatrizantes, bactericidas, refrescantes y antienvejecimiento, por lo que puede ser empelado tanto para la preparación de cosméticos como de productos dermatológicos.
Además, el té tiene un agradable efecto estimulante del sistema nerviosos central, lo
que puede convencer a los adictos al café. Otras razones para tomarlo:
- disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares
- baja los niveles de colesterol en la sangre protege contra las caries
- la actividad antioxidante del té supera al de algunas frutas y verduras
- ayuda a combatir la fatiga
- estimula las defensas y el funcionamiento mental
- es una bebida natural que no engorda, no contienen azúcar ni calorías
Verde, rojo, blanco... ¿cuál es mejor?
Todos tienen tantas propiedades beneficiosas, que lo mejor es alternarlos, guiarse por el gusto o el instinto.
Té verde
Se obtiene secando las hojas al sol durante una o dos horas o mediante torrefacción. Estos procesos casi no alteran su composición química, lo que quiere decir que tiene niveles más altos de flavonoides (catequinas). Dos tazas de té verde tienen el mismo contenido de Vitamina C que un vaso de zumo de naranja. Existen numerosas variedades de té verde, todas ellas muy populares en China y Japón. Las más conocidas son:
- el Lung Ching: es la variedad más famosa. Dulce y dorado, es una bebida habitual para los monjes, que lo llevan utilizando durante cientos de años para aclarar la mente y calmar los nervios.
- El Bancha: se extrae del tallo de la planta del mismo nombre. Sabe ligeramente a heno.
- El Gunpowdwer: se hierve con menta y azúcar y es popular en Marruecos, donde se enrolla en bolitas, que se abren con el agua caliente. Es agridulce.
- El Sencha: muy popular en Japón, tiene color amarillo y sabe a verduras.
- El Matcha: su poder refrescante es muy apreciado por los japoneses, que lo sirven espumoso en la ceremonia del té.
- El Gyokuro: su sabor a hierba cortada lo ha hecho muy popular en Japón.
- El Pi Lo Chun: tiene un curioso aroma a frutas. Las pequeñas espirales de sus hojas enrolladas a mano le otorgan el nombre, que significa caracol verde.
Té negro
Es otra variedad de la misma especie que se consigue mediante fermentación primero y secado con aire caliente después. Con el proceso adquiere una tonalidad oscura y se produce una transformación química de sus aminoácidos, ácidos grasos, polifenoles, etc.
Té rojo
También conocido como Pu-erh, se ha popularizado en Occidente, sobre todo en EEUU por sus propiedades adelgazantes (no demostradas aún) y digestivas. Previene las caries, hace bajar el colesterol malo, mejora el estreñimiento, alivia la depresión, y hasta hace desaparecer la resaca. En realidad, se trata del té verde fermentado y envejecido con un color rojo fuerte y sabor a corteza de árbol, del Quingmao, una especie muy venerada en China porque se dice que fomenta la salud.
El proceso de fermentado dura cinco años, guardándose el té en barricas, como los vinos. Cuanto más tiempo se conserva, más preciado es. De hecho, hay Pu-erh gran reserva, de 60 años, más caro que el caviar.
Té blanco
El té blanco ha sido descubierto recientemente como el antioxidante más potente de la naturaleza: contiene tres veces más polifenoles que el verde y es más eficaz que la vitamina C y la vitamina E juntas. Además, el té blanco es el que menos cafeína contiene, por lo que puedes convertirlo en un sustituto del café mucho más relajante.
El secreto de su alta concentración de polifenoles está en su proceso de elaboración: en vez de la hoja entera, en este tipo de té se recogen sólo los brotes, donde se concentra toda la energía de la planta. Estos brotes, sin abrir, están cubiertos de un vello blanco (de ahí su nombre: té blanco de agujas de plata). Y en vez de cortarse o enrollarse como se hace con el negro y el verde, se deja secar al aire, al sol natural sobre paños de seda.
Los investigadores aseguran que este proceso tan simple es lo que mantiene al té en un estado puro, lleno de energía y con tres veces más antioxidante que el té verde.
El té en la cosmética
El poder antioxidante del té verde lo convierte en una de las sustancias antienvejecimiento más apreciadas en cosmética. Su poder antioxidante previene la formación de radicales libres, interrumpe la reacción en cadena y repara los daños que puedan causar.
En perfumerías o establecimientos tan conocidos cono The Body Shop puedes encontrar líneas completas de cuidado de la piel hechas con té, excelentes sobre todo para quienes tienen problemas de exceso de grasa o acné.
Cremas hidratantes, exfoliantes, limpiadoras faciales, desodorantes, esencias de aromaterapia.... Además de beberlo, son numerosos los productos que puedes utilizar para potenciar los efectos del té desde fuera
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Apúntate a la saludable moda del té
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