La enfermedad celíaca o enteropatía inducida por el gluten, es una de las enfermedades crónicas gastrointestinales más frecuentes en los niños y adultos. Su existencia ya se conocía en la antigüedad. Ya en el siglo II, Areteo de Capadocia hacía referencia a sujetos desnutridos, con deposiciones abundantes y malolientes, que empeoraban cuando ingerían trigo, uno de los productos que fueron la base de la alimentación de la humanidad.
Pero fué Samuel Gee quién, en 1888, publicó por primera vez una descripción clínica tan detallada que no pudo ser aún superada de la enteropatía por gluten, él le dió el nombre de enfermedad celíaca (koelios = vientre). En 1950 Dicke comprobó que la enfermedad celíaca se desencadenaba al ingerir, los sujetos predispuestos, harinas de trigo y centeno. Tres años más tarde, este autor, junto con Weijers y Van de Kamer demostraron que la acción tóxica de la harina estaba ligada a la fracción proteíca de los cereales, el gluten, y más concretamente, a la gliadina.
En 1955 se comenzaron a realizar por primera vez biopsias perorales de intestino delgado, lo que permitió conocer las alteraciones morfológicas que se producen en las personas intolerantes al gluten cuando lo consumen, aportando al mismo tiempo un método de diagnóstico rápido y eficaz.
Esta alteración se presenta casi exclusivamente en sujetos de raza blanca, habiendo sido descrita en Europa, América y Australia principalmente. Dentro de las áreas afectadas la frecuencia varía ampliamente. En Europa oscila entre 12 y 203 pacientes por 100.000 habitantes, con una media de 90 pacientes por 100.000. En otras regiones como la India, Pakistán, Oriente Medio y Cuba la prevalencia es menor y rara vez, si alguna, se observa en China y en personas de raza negra. Sin embargo, es muy probable que esta frecuencia esté infravalorada por la existencia de formas con único o con pocos síntomas, que pasan desapercibidas. En España no existen estadísticas fiables sobre la enfermedad celíaca, aunque probablemente se sitúe en un celíaco por 300 ó 500 habitantes.
Una vez que la enfermedad celíaca se diagnostica, el tratamiento consiste en abandonar el consumo de cereales que contengan gluten durante toda la vida. Esto da lugar a que las vellosidades intestinales, que estaban atrofiadas, se desarrollen aumentando la superficie absortiva del intestino, y desapareciendo los síntomas y signos de la enfermedad celíaca, lográndose obtener con ello un estado de salud y un género de vida normal.
Sin embargo, el mantener una dieta exenta de gluten no carece de dificultades, ya que vivimos en una sociedad en la que la harina de cereales es la base de la mayoría de los alimentos que consumimos.
La labor de las Asociaciones de Celíacos es, a nuestro juicio y por este motivo, imprescindible en la actualidad pues es la principal herramienta para ayudar a estas personas a superar las dificultades con las que se enfrentan en el momento en que tienen que abandonar el consumo de gluten.
Pedro Fernández (Gastroenterología Infantil) y Gonzalo de las Heras (Gastroenterología) desarrolan su labor profesional en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y colaboran habitualmente con la Asociación Celíaca de Cantabri
Fuente: Cantabria sin gluten
miércoles, 19 de diciembre de 2007
La enfermedad celíaca
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