Según un artículo de NewScientist del 5 de junio de 2006, el café que tomamos por las mañanas podría hacernos más abiertos a la persuasión.
Estudios anteriores han demostrado que el consumo de cafeína mejora nuestra capacidad de atención y aumenta el rendimiento cognitivo, siendo la dosis óptima de 200mg (el equivalente a dos tazas de café).
En 2005, Pearl Martin y sus colegas, de la Universidad de Queensland, en Brisbane (Australia), publicaron un estudio en el que se sugería que unas dosis moderadas de cafeína pueden hacer que resulte más fácil convencernos de argumentos que van en contra de nuestras ideas, debido a que la cafeína mejora nuestra capacidad para entender el razonamiento que hay tras la exposición.
Pero, ¿y si la gente comulgara con otros puntos de vista únicamente porque beber café les pone de buen humor?
Para responder a esta pregunta, el equipo se embarcó en un nuevo experimento en el que participaron casi 150 voluntarios, a los que se les realizaron preguntas acerca de prácticas médicas controvertidas, como la eutanasia voluntaria.
A los participantes se les dio una bebida de naranja contenía unos 200mg de cafeína o bien carecía totalmente del compuesto. 40 minutos más tarde, tiempo en el que la cafeína produce su mayor efecto tras el consumo, se les daban a leer argumentos que contradecían su propia opinión.
Para saber si el motivo real de que la cafeína facilitase la persuasión era que incrementaba el rendimiento mental o bien que mejoraba el humor, el equipo de Martin introdujo unas tareas de distracción, como pedir a los voluntarios que tachasen la letra ‘o’ siempre que apareciera en el texto o ponerles unos auriculares y pedirles que distinguiesen entre tonos graves y agudos pulsando un botón mientras leían los argumentos contrarios a sus opiniones.
Como resultado, observaron que los voluntarios que habían consumido cafeína eran más propensos a cambiar su punto de vista que los otros. Sin embargo, a medida que aumentaba su distracción, se mostraban menos propensos a alterar su punto de vista.
Según los autores del estudio, esto respalda la idea de que el motivo esté en un mejor funcionamiento mental y no en una mejora del humor, ya que los voluntarios sólo se mostraron propensos a cambiar de opinión cuando pudieron concentrarse y asimilar el argumento persuasivo.
Por ello, los autores sugieren a la gente que consume café en las reuniones de negocios que quizá les convenga reconsiderar el modo en que les puede estar afectando la bebida.
lunes, 17 de diciembre de 2007
Beber café nos vuelve más fáciles de persuadir
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