lunes, 21 de enero de 2008

Chupete ¿sí o no?

El reflejo de succión es innato en los bebés además de vital. Gracias a su necesidad de succionar puede alimentarse durante sus primeros días y también le tranquiliza y le da seguridad. Por eso, muchos pediatras no se oponen al uso del chupete.
Ahora bien, las últimas recomendaciones a favor de la lactancia natural abogan por no ofrecérselo hasta que no hayan aprendido a mamar correctamente. Por un lado pueden confundirlo con el pezón y, por otro, le obliga a succionar cuando no está alimentándose, por lo que puede que se reduzca la succión durante el amamantamiento.

El chupete les tranquiliza, les consuela en los malos momentos y a muchos niños les resulta imprescindible para dormir. Además, la necesidad de succionar es tan fuerte que pueden utilizar el dedo gordo como sustituto. El problema es que el dedo, al ser más duro que una tetina, ejerce una presión mayor sobre el paladar y, además, es bastante menos higiénico.

Lo detractores del chupete destacan la posibilidad de que deforme los dientes, produzca trastornos bucales o se convierta en un transmisor de infecciones, especialmente si el bebé tiene hermanos mayores que se empeñan en que tenga el tete aunque estén con un fuerte resfriado.

En lo que sí están de acuerdo tanto unos como otros es en no mantener la dependencia del chupete más allá de los dos años.

Cómo conseguir que deje el chupete

Antes de los dos años no es conveniente obligarle a abandonarlo a no ser que lo haga él espontáneamente. Cuando decidas convencerle para que lo deje, debes tener en cuenta que no hay que volver a atrás: si se lo dejas otra vez, lo vivirá como un triunfo suyo.

Reduce los ratos que pasa con el chupete de manera que, al cabo de unos días, sólo lo utilice para dormir.

Si se duerme con él, quítaselo suavemente para que pierda la costumbre de tenerlo todo el rato en la boca.

Puedes llegar a un trato con él: dejad el chupete a algún peluche o en algún sitio determinado y dile que se lo darás sólo cuando lo pida porque lo necesita.

Si consigue prescindir algún ratito, celebra su éxito con extras de mimos y no te olvides de recordarle lo mayor que es.

No le dejes el chupete a la vista. Ocúltaselo y dáselo sólo para dormir o cuando este verdaderamente desconsolado.

De cualquier forma, es casi seguro que el niño, al ir creciendo, deje el chupete por sí mismo. Si comienza a ir a la guardería, posiblemente lo haga antes y sabrá que en el cole no tienen que llevar su tete.

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