lunes, 21 de enero de 2008

Protege a tu bebé del sol

Este verano tus hijos van a estar expuestos al sol. Adopta nuestros consejos de prudencia para que las vacaciones no nos dejen más que un buen recuerdo. Entre un 50 y un 60% de la energía solar se libera entre las 12 y las 16 horas. Por tanto, debes evitar estas horas ya que son totalmente desaconsejadas para los niños de corta edad.

Las exposiciones deben hacerse de manera progresiva: 1 hora el primer día y después ir prolongando media hora cada día. Cuidado con los excesos de los últimos días. Mantén la prudencia hasta el final de tus vacaciones.

Los niños que no han cumplido el año no deben exponerse en ningún caso al sol. Su piel carece todavía de las defensas necesarias para absorber los UV y su sistema de termo-regulación todavía no se ha acabado de desarrollar.
Antes de las 11 y después de las 17 horas puedes ponerlo a la sombra a condición de aplicarle una protección y de taparles con una sabanita.
Para evitar todo riesgo de deshidratación, es indispensable que beban regularmente.

El número de cáncer de piel se duplica cada diez años desde hace medio siglo. Por ello es indispensable preservar del sol a los más pequeños. Es indispensable recordar que las quemaduras producidas por el sol durante la infancia aumentan considerablemente los riesgos de melanomas.

Sin embargo, el sol también puede resultar benéfico, ya que permite la síntesis de la vitamina D, indispensable para luchar contra la descalcificación y raquitismo. Una exposición al sol durante quince minutos es suficiente para asegurar un buen crecimiento.

La cantidad de sol recibida durante la infancia aumenta los riesgos de cáncer de piel. Por lo tanto, es fundamental protegerles al máximo. En caso de quemaduras leves por el sol, aplícale una compresa de agua fría y después una crema para calmar y cicatrizar.
Mantenle alejado del sol durante algunos días.

El organismo del niño es más frágil que el del adulto frente a los cambios climáticos. Su cuerpo regula mal la temperatura y reacciona enormemente ante un exceso de calor.
Si tras una exposición, tu hijo tiene las mejillas rojas, si transpira o tiene fiebre, puede que haya sufrido una insolación. Por ello, es necesario llamar al médico.
Mientras tanto, túmbale en un lugar fresco, ponle una toallita húmeda en la frente, haz que beba en pequeñas dosis una solución de rehidratación y dale paracetamol.

La deshidratación es especialmente peligrosa en los más pequeños. Los síntomas más corrientes son fáciles de reconocer: fiebre, vómitos, ...
Llama inmediatamente al médico, y mientras tanto, dale una solución de rehidratación (de venta en farmacias) en pequeñas dosis para evitar que vomite.

Equipo necesario para enfrentarse al sol

Nunca nos debemos exponer al sol sin estar los suficientemente equipados.
El equipo ideal es el que está formado por:

Un sombrero que se sujete bien a la cabeza.
Una camiseta.
Una botella de agua.
Gafas de sol anti -UVToallitas húmedas para bebés.
Suero fisiológico, indispensable para retirar la arena de los ojos. Coge varias ampollas.
Crema.
Ropa de recambio.

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