lunes, 21 de enero de 2008

Las adicciones sin drogas atrapan a los jóvenes

Las nuevas tecnologías han pasado a formar parte de las denominadas adicciones psicológicas o adicciones sin drogas. El uso abusivo de los videojuegos, los teléfonos móviles e Internet ha hecho que muchos jóvenes establezcan una relación de dependencia con estas herramientas.

Se trata de conductas repetitivas que resultan placenteras en las primeras fases, pero que después no pueden ser controladas por el individuo. Es habitual que este tipo de adicciones psicológicas se combinen con una o varias adicciones a sustancias químicas.

Pero las nuevas tecnologías no generan por sí mismas la adicción: las personas con determinados problemas previos son las que más recurren a ellas y hacen un uso indebido de las mismas. Debemos reflexionar sobre su valor educativo y sobre los efectos negativos que tienen en los jóvenes que están en situaciones de riesgo. Bajo el comportamiento adictivo normalmente subyacen problemas más profundos a los que hay que dar respuesta.

Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo son aquellos que han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo, que poseen una baja autoestima y que tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil refugiándose en las nuevas tecnologías.

Adolescentes: firmes candidatos

Los adolescentes parecen ser firmes candidatos a sufrir este tipo de dependencias porque se encuentran en un periodo en el que deben adaptarse a numerosos cambios físicos y emocionales. Muchos jóvenes recurren al teléfono móvil o a los chats de Internet porque son incapaces de aceptar su imagen corporal. Con estas tecnologías pueden distorsionarla y convertirse en el yo ideal que la sociedad reclama.

Este comportamiento les impide desarrollar sus habilidades sociales, les hace hipersensibles a los juicios y acrecienta sus sentimientos de inseguridad. En estos casos la familia debe prestar atención a los primeros signos de alarma que se asocian al comportamiento adictivo, como son la tendencia al aislamiento, la ruptura de las relaciones sociales, el fracaso escolar o la agresividad.

Las claves para superar este tipo de dependencias pasa por solucionar los problemas de base, fomentar la comunicación familiar, restablecer la confianza con los padres y los amigos y aceptar la imagen corporal, que es uno de los factores que más contribuyen a la adicción.

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