lunes, 21 de enero de 2008

El Nuevo Concepto de Familia

Si el discurso tradicional ve estas características de forma catastrofista, hoy en día son vistas como una liberación para los integrantes de la familia. Podría decirse que los miembros de la familia tradicional se han liberado de las cadenas que la tradición les imponía y que llegaban a impedir su desarrollo como personas autónomas.

El fin de la familia patriarcal

Hasta hace poco las mujeres casadas y los hijos que no se habían emancipado quedaban subordinados jurídicamente al cabeza de familia, el padre. Actualmente una serie de circunstancias han ido cambiando este panorama:

El acceso de las mujeres al sistema educativo en todos sus niveles.
El nacimiento y desarrollo del feminismo.
La incorporación de la mujer al mundo laboral.
El aumento de participación de las mujeres en la vida política.
La creciente importancia de la educación y el aumento de autonomía de los niños.
Todos estos hechos han alentado un decaimiento del poder patriarcal y una serie de reformas legislativas para la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida social.

Si la evolución de la sociedad ha hecho cambiar a la familia, conviene subrayar que toda evolución conlleva una crisis, por pequeña que sea; de esta forma, la incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo ha hecho que muchas de ellas se vean obligadas a compaginar el trabajo remunerado con la dedicación al trabajo doméstico.

Con vistas al futuro se puede decir que será necesario crear una red de ayudas para aquellas personas que tengan cargas familiares. Se trata de ayudas económicas o bien de servicios a las familias. También sería conveniente una reforma legislativa que garantizara la paridad entre hombres y mujeres en la vida política para dar mayor relevancia a los temas familiares en política, lo cual representaría un avance muy importante hacia la familia pospatriarcal.

La familia democrática

Nace pues una nueva familia, más democrática, ya que no tiene el peso de las convenciones y las costumbres. En este nuevo tipo de familia el matrimonio se concibe como un contrato que se asume libremente, sin la obligación de que dure hasta la muerte de uno de los contrayentes. En base a esto aparecen una serie de alternativas a la familia nuclear que pierde su exclusividad:

Parejas cohabitantes.
Familias monoparentales.
Paridad de derechos entre los hijos nacidos fuera del matrimonio y los que son fruto de relaciones matrimoniales.
Aunque el estado constitucional ampara estas alternativas se están generando una serie de situaciones que aún están por resolver.

Una de ellas es la falta de protección social que el Estado puede ofrecer a los hijos nacidos fuera del matrimonio cuando alguno de los padres abandona sus responsabilidades. Hay que dar viabilidad a una protección económica para las madres que se quedan con la custodia de sus hijos.

Sistemáticamente es la mujer quien se queda con los hijos y esto va fomentando una feminización de la pobreza porque se perpetua la dependencia económica de la mujer en su ex marido. Una solución sería un reparto igual entre géneros cuando se decida la asignación de la custodia de los hijos, que los hombres pudieran asumir sus obligaciones como padres.

Muchos hombres tienen que pagar una pensión alimenticia a los hijos que han tenido en matrimonios anteriores, y en muchos casos de trata de niños a los que apenas ven. En cambio, sí que hacen el papel de padres con los hijos que sus parejas actuales han tenido de relaciones anteriores.

Una familia democrática es una familia en la que la autoridad es el resultado del diálogo y la negociación. Así como en la familia patriarcal los padres tenían la autoridad asignada por tradición, en la familia actual se la tienen que ganar por ética y esto requiere mucho esfuerzo. Por ello muchos padres dejan a sus hijos frente al televisor, les compran golosinas o ceden ante los chantajes infantiles. En consecuencia, se está dando una confusión entre educación no autoritaria y compañerismo porque los padres no dan normas a los hijos, sino que se ponen al mismo nivel.

Para una buena subsistencia de las nuevas familias tal vez habría que fomentar el debate sobre la intervención de la administración pública en la familia para velar por los miembros que están en peor situación. Esta implicación debe hacerse sin menospreciar la responsabilidad de los padres y sin perpetuar la división sexual del trabajo.

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