Cuántas veces le habrás dicho a tu hijo o hija que limpie su habitación o que la ordene. Esa es una lucha inútil que se mantiene hasta bien avanzada la adolescencia, porque a veces los padres no saben o no entienden a sus hijos. Si pensamos en un niño adolescente que en sus primeros pasos independientes lo único que tiene suyo de verdad son sus cosas y su habitación, lo primero que debemos comprender es que ese es su espacio y que debemos respetarle hasta cierto punto.
No vale exigirle o mandarle que haga las cosas por jerarquía, porque somos sus padres y estamos por encima de ellos, hay que hacerles comprender por qué hay que tener un mínimo control sobre la limpieza y orden de sus cosas. Estar gritando o en una pelea continua con ellos no servirá absolutamente de nada.
Los padres deben ser tolerantes, mantenerse pacientes aún cuando por dentro estén a punto de estallar, desaparecer en el momento adecuado para evitar una explosión innecesaria y tener siempre unas palabras positivas cuando vean algún detalle que les gusta, cuando observen que alguna cosa determinada del cuarto está ordenada. Y con esto no queremos decir que tengan que hacer comentarios demasiado alegres o efusivos cuando el hijo limpia la habitación porque eso puede tener un efecto totalmente negativo en la personalidad rebelde del adolescente. Es mejor hacer comentarios positivos pero neutros, que no denoten demasiada alegría por tu parte.
A veces lo que los adolescentes necesitan es que se tenga en cuenta su opinión y la piden de esa forma, busca la solución por ahí. Es fácil hacer partícipe a tu hijo en la decoración de su propio espacio, pregúntale si está contento con ella o preferiría decorarla de otra forma, tener otro tipo de cama o de muebles. Cambiarlo todo puede resultar algo caro, así que siempre se puede ir llegando a acuerdos, por ejemplo:
Se puede pintar la habitación entre los padres y el hijo, siempre que él escoja el color y la forma.
Ayudarle a cambiar las cosas de lugar o a personalizar su cuarto tal como él nos vaya indicando.
Otra forma de hacerle partícipe es negociar con él compartir el pago de muebles nuevos en un plazo de tiempo determinado.
Si no puedes conseguir nada a pesar de intentarlo constantemente, el gran consejo es: "olvídate de que existe esa habitación", cierra la puerta y deja tras de ella toda la preocupación. Es fácil que si adoptas esa postura tu hijo empiece a sentirse incómodo con el ambiente de la habitación y la limpie; si no es así, tampoco pasa nada no te lo tomes como si te estuviera desafiando por eso.
Hasta ahora hemos hablado de su propia habitación, ahí es bueno dejarle su propia intimidad, sin embargo no es así con el resto de la casa ya que ahí se trata de compartir espacios con el resto de la familia y no hay que permitirle que ande ensuciando o desordenando porque ese es un espacio compartido por todos los miembros de la familia.
lunes, 21 de enero de 2008
Limpia tu habitación
en 3:30
Etiquetas: Adolescentes
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