lunes, 21 de enero de 2008

El primer desamor

Los fracasos amorosos en la adolescencia son, además de inevitables, verdaderas catástrofes afectivas que hay que respetar y tratar con delicadeza. Se dice que el primer amor no se olvida, pero el primer desengaño no es menos importante. Por ello, en este reportaje te damos las claves para que conozcas las reacciones que se desencadenan en tus hijos cuando se producen estos desamores y para que puedas ayudarles a superarlos.

Apego y fragilidad

Según cómo se haya establecido ese primer vínculo amoroso, las razones que hayan motivado la ruptura y cómo se procese esa pérdida, nos encontraremos con distintas formas de encajar el primer desamor.

En general, tras el impacto afectivo inicial, pasa a formar parte de la experiencia y va a servir para futuras relaciones.

Pero, a veces, no se soporta y se busca una inmediata sustitución, o se enquista como un amor imposible, impidiendo o postergando cualquier otra relación. No pocas veces los primeros amores actúan como auténticos bastones para los adolescentes.

Frente a la desestabilización y a la inseguridad propias de esta etapa, el lazo amoroso puede servir como colchón para amortiguar muchas caídas. Cuanto mayor sea esa fragilidad, más apego se tendrá con el otro y mayor será el sentimiento de desamparo tras la ruptura.

La base: sinceridad

Aunque la idealización del otro es propia del enamoramiento, también podemos encontrarla en esta forma de vivir el primer desamor. En ese caso, el objeto idealizado, tras la pérdida, impide que se den nuevas relaciones. De esta manera, sin saberlo, el chico o la chica se protegen de posibles sufrimientos.

La adolescencia es un periodo marcado por muchas pérdidas y demasiados cambios: se trata de mudanzas necesarias y deseadas. Pero las pérdidas son tantas y tan intensas que los adolescentes tratan de que se produzcan las menos posibles. Pierden su identidad de niños, así como la idealización de los padres.

Desde esas coordenadas, el adolescente se aferra a la amistad y a una relación amorosa, entregándose con sinceridad a esos vínculos. Aún faltan las experiencias que les enseñen la complejidad de la relación con otro diferente, de ahí que un desengaño en la pareja o en las amistades, traiga aparejado un gran sufrimiento y una fuerte decepción.

En la adolescencia, el primer amor supone que, al tiempo que se conoce al otro, el chico descubre aspectos de sí mismo hasta ahora desconocidos.

Lo que deben saber los padres

La mirada que le dirige un adolescente a su pareja y la imagen que de sí mismo ésta le devuelve adquiere una gran importancia en los momentos en que reorganiza su lugar en el mundo. En ese sentido, la experiencia de sentirse abandonado por la persona amada le puede dejar herido.

Aun cuando esa vivencia dolorosa pase a formar parte del necesario bagaje de experiencias que le ayudarán en la vida adulta, todavía le faltan muchos recursos para sanar la herida en el amor propio que implica un abandono.

Escúchale

El dolor psíquico es inevitable y los padres tenemos que respetarlo y comprenderlo. Quitarle importancia constituye un error. Al actuar de ese modo tratamos a nuestros hijos como si todavía fueran niños, negándoles la importancia de la experiencia que acaban de vivir. Escuchar su dolor les ayudará porque para ellos, en ese momento, es lo más importante de su vida.

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