La adolescencia es una etapa difícil no sólo para los jóvenes, sino también para sus padres. Sienten que su hijo ha cambiado bruscamente y temen que nunca vuelva a ser el mismo. ¿Por qué está tan alejado? ¿Qué habremos hecho mal? ¿Nunca más podremos conversar tranquilamente?, se preguntan los padres, y al no encontrar respuesta se angustian, piensan que no hay vuelta atrás y creen que todo está perdido.
Sin embargo, y para tranquilidad de muchos, el distanciamiento con los padres es un proceso que se da en forma natural, y tiene relación con la búsqueda de mayor autonomía. Contrario a lo que la mayoría de los papás cree, este alejamiento no tiene que ver con que no les importe la opinión de sus padres. De hecho, investigaciones recientes revelan que para los jóvenes sigue siendo prioridad la relación que tienen con su familia.
Un cambio angustiante
Para Cecilia, madre de una niña de 17 años, la llegada de la adolescencia de su hija fue traumática. “Siempre fuimos muy amigas, nos contábamos todo, hablábamos tardes enteras de diferentes temas. Pero de repente, Carolina cambió, ya no era la misma niña tierna y cariñosa. Se encerraba en su pieza y no quería hablar conmigo, me respondía con monosílabos. No lograba entender qué le pasaba, traté por todos los medios de saber qué estaba sucediendo, pero no tenía resultados. Cada vez estaba más alejada e incluso llegó un momento en que pensé que nunca más volvería a ser mi ‘niñita’, esa que me abrazaba a cada rato y que compartía sus secretos conmigo”.
Son muchas las mamás y los papás que sufren la dolorosa experiencia del cambio radical de sus hijos adolescentes y que deben enfrentar conductas habituales como peleas, rechazo, descalificaciones y acusaciones de parte de sus hijos.
Para entender este proceso es importante saber que el adolescente necesita tomar distancia de sus padres para lograr su independencia, y uno de los mecanismos que utiliza para realizarlo es la rabia. Esto le permite tolerar la culpa -por decirlo de algún modo- de la separación, de buscar opiniones propias y no necesariamente sentirse en la obligación de complacer a sus padres como en la infancia. Pero esta especie de odio hacia sus papás, expresado en críticas y roces constantes, no es un sentimiento real, sino una estrategia para alcanzar la independencia y lograr construir su identidad personal.
Cómo romper el hielo
Los especialistas sostienen que es importante para el adolescente sentir la presencia e interés de sus padres aunque en su conducta manifiesten lo contrario. Por lo tanto, nunca deben darse por vencidos en los intentos de comunicación, aún cuando el joven los rechace. Esto le permite saber que cuenta con ellos para solucionar o enfrentar situaciones más complicadas, pero por el momento necesita resolver sus asuntos de manera personal. Es una etapa pasajera, pero si los padres se dan por vencidos, al final los puentes de comunicación probablemente se hayan cortado.
Los especialistas sostienen que el peligro del alejamiento con los padres depende de la intensidad, ya que puede ir de una menor comunicación, hasta casi una nula interacción. Para evitar llegar a extremos se plantea que al igual que en cualquier relación es importante respetar los espacios del otro, es decir, si uno está ocupado en una actividad social, de entretención o resolviendo algún problema, claramente no es el minuto para que traten de acercarse.
Un buen momento para comunicarse con un adolescente son los espacios de conversación que se dan en forma cotidiana, durante las comidas y camino al colegio. Los especialistas recomiendan también realizar actividades recreativas con los jóvenes, de repente invitarlos al cine, al estadio o a otra actividad que sea de su agrado. Lo importante es que se sienta querido y acompañado en sus intereses.
Los especialistas recomiendan atreverse a enfrentar al adolescente aún cuando eso implique ir en su contra.
Por evitar conflictos o roces con los hijos los padres tienden a no expresar lo que opinan o relajan las normas, lo que es percibido por el adolescente como un cierto ‘abandono’ o también una especie de ‘darse por vencido’, por parte de los papás.
Los especialistas sostienen que los límites son fundamentales para que los hijos mantengan el respeto y admiración por sus padres, y así fortalecer la relación.
lunes, 21 de enero de 2008
Peleas entre padres e hijos adolescentes
en 3:24
Etiquetas: Adolescentes
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