lunes, 21 de enero de 2008

Se enamoran los niños

Aunque parezca mentira los niños experimentan grandes historias de amor desde bien pequeñitos. Primero se enamorarán de sus propios progenitores, etapa en la que suele ser habitual que el pequeño regale flores a mamá o la obsequie con sendos besos en los labios (como hace papá), e incluso que haga declaraciones como: Cuando sea grande... me casaré contig!.

Todos los niños pasan por esta etapa, incluso sienten celos de papá (en el caso de los niños) o de mamá (si hablamos de niñas), que ahora se ha convertido en su rival, es lo que se conoce como complejo de Edipo o de Electra, según el sexo, y que es perfectamente normal e incluso beneficioso pues corresponde a una maduración psicológica y afectiva del niño. Es bueno que el niño exprese oralmente estos amores (aunque no imprescindible, pues hay múltiples formas de expresión), y que sea escuchado con respeto aunque explicándole, claro está, que eso no va a poder ser... Con el paso del tiempo el niño se irá desenamorando de mamá y papá pasará de ser su rival a ser su mejor modelo.

Con la incorporación del niño al colegio, y por tanto, con la ampliación de su circulo social, el niño puede sentirse "atraído" por alguna compañera de clase o de juegos, ahora se sentirá muy mayor, ya tiene novia... Pero cuidado, por muy gracioso que nos pueda parecer que nuestro hijo/a de cuatro años nos diga: "¡mamá, tengo novia!" no deberemos reírnos, es importante que sepamos escuchar sus sentimientos, ellos realmente se sienten importantes, se sienten mayores y se dan la mano, se esperan, se defienden el uno al otro, y hasta se dan besitos "¡como en las películas!" según sus propias palabras.

Más adelante, en torno a los diez-doce años la cosa se complica un poquito más, en general es una época dífícil para nuestros hijos pues corresponde a la etapa de la preadolescencia, una edad en la que el niño es muy variable, imprevisible y con frecuentes cambios de humor, por eso nuestro hijo ahora más que nunca necesita de nuestro cariño y comprensión. Respecto al amor, ahora ya no tienen "novia" como cuando eran pequeños, pero sí les gusta alguna chica/o, pero ahora ya no lo dicen abiertamente como antes, tienen miedo a que la niña o niño que les gusta los rechace o que se enteren el resto de compañeros y pase a convertirse en objeto de burlas. Ahora ya tienen muy desarrollado el sentido del ridículo y las decepciones en el terreno amoroso pueden llegar a ser un verdadero problema para ellos.

Habitualmente las niñas son más abiertas que los niños para confiar a su madre sus sentimientos, cuando acudan a nosotras deberemos tratarles como a auténticos adultos, en ningún momento debemos mofarnos o restar importancia a los hechos, de lo contrario corremos el riesgo de que nuestros hijos no vuelvan a confiarnos sus sentimientos, se sientan incomprendidos y se alejen de nosotras. Hay que recordar que en esta edad los hijos ya se sienten autónomos e intentan alejarse de su entorno familiar, aunque por otra parte buscan refugio en él ante cualquier contrariedad o fracaso que encuentren en su vida cotidiana.

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