Puede convertirse en una obsesión. Pero es una herramienta de información básica, una aliada de tu dieta a la que tienes que manejar con discreción. Es la balanza , la que te mostrará cuántas libras vas perdiendo, sobre la que sonreirás o sentirás desconsuelo.
Lo primero que debes saber es que, si piensas comprar una balanza, debe ser la mejor. Seguramente tu dietista pueda aconsejarte. Es importante que sea un aparato de medición precisa, porque una libra de diferencia puede cambiar el curso de tu dieta.
La controversia sobre el uso de la balanza ya lleva más de una década. Para algunos expertos, es la guillotina de las anoréxicas, la máquina que se vuelve una adicción difícil de controlar. Hay historias de modelos –y adolescentes que quieren seguir a su líder- que cargan balanzas en bolsos para trasladarse con ella como si se tratara de la billetera.
Otros creen que no es el recurso más infalible para saber cómo va tu rutina de pérdida de peso. Según un análisis del Departamento de Nutrición de la Universidad de Carolina del Norte, una manera más exacta de vigilar los cambios en el cuerpo es a través de lo que en medicina se denomina “antropometría”.
Se trata de una palabra algo complicada para definir una acción relativamente sencilla: la medición de las dimensiones del cuerpo con una cinta métrica. Si en algún momento de tu vida has acudido a una modista o costurera para que te arreglen una prenda, seguramente ya sabes de qué se trata.
El trabajo reveló que aquellas personas que tenían un interés real en reducir su problema de exceso de grasa habían aprendido a medir las circunferencias del cuerpo. Por supuesto, el gran éxito era disminuir la talla, o rescatar del olvido a aquel pantalón que dormía en el fondo del closet que no podemos usar hace años.
El ejemplo más concreto de por qué la balanza puede ser engañosa lo dio el trabajo poniendo como ejemplo a un individuo que aumenta su musculatura a medida que elimina grasa. Esta persona es posible que hasta aumente algo de peso, y esto no debe interpretarse como un mal resultado o una vía hacia la obesidad. Si se baja de peso puede ser por pérdida de músculo y no de grasa.
Sin embargo, un trabajo de la Universidad de Seattle demostró que la motivación es esencial a la hora de seguir un régimen alimenticio y, en este escenario, pesarse a diario se convierte en una herramienta que afianza la actitud positiva del que hace dieta o vigila su alimentación. Además, dicen los expertos de Seattle, la balanza es el referente que indica rápidamente si las libras están regresando, lo que permite a la persona reaccionar pronto.
Aunque, como dice Rena Wing, directora del Centro de Investigación sobre Diabetes y Control del Peso del Hospital Miriam de Providence, subirse a la balanza no es en sí mismo un gran logro. “Posteriormente, cada individuo debe emplear la información que observa para introducir modificaciones en sus hábitos y en su comportamiento cotidiano que le ayuden a corregir los posibles fallos; unas veces se tratará de comer menos, otras de moverse más… pero lo verdaderamente esencial es que la clave del éxito parece ser permanecer atento al peso”, apunta esta especialista.
lunes, 4 de febrero de 2008
Piérdele el miedo a la balanza
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