martes, 12 de febrero de 2008

Sentimientos más comunes al finalizar una relación de pareja

1. Sentimientos de la persona abandonada


Ruptura. Un profundo sentimiento de pérdida y un necesario cambio de vida.



Cuando en una pareja una de las partes decide acabar con la relación, es muy probable que la otra parte, si no deseaba la ruptura, se sienta abandonada, rechazada o traicionada. Esta situación provoca sentimientos contradictorios de amor y odio hacia la que hasta hace poco había sido su pareja.

Junto con estos sentimientos, es muy común que la persona experimente un profundo sentido de pérdida y una gran dificultad para aceptar la nueva situación. Su vida cambia rotundamente.

No sólo pierde a la persona a quien ama, sino que con ella se van algunos amigos comunes, los planes de futuro que tenían juntos, sus costumbres y hábitos cotidianos y la seguridad que da el sentirse amado y acompañado.

La situación económica también queda afectada en aquellas parejas que, durante un largo periodo de tiempo, han estado conviviendo juntas y, por tanto, compartiendo gastos. Ahora, tendrán que hacer frente ellos solos a los gastos de vivienda, alimentación... afectando especialmente a las personas con sueldos considerablemente inferiores a los de su pareja.

Está claro que ser abandonado por la persona que se ama produce un intenso sufrimiento y una gran desesperación. Tras el abandono, la persona enamorada se siente desconcertada, melancólica, con falta de ilusión, pesimista y con baja autoestima. Añora a la persona amada y en algunos casos se culpa por la ruptura, pensando continuamente en lo que podía haber hecho para que su pareja no la abandonara.

Ahora sus planes futuros no van a ser como esperaba y tendrá que reorganizar su futuro adaptándose a la nueva situación. Es muy importante no aferrarse a la idea de que algún día volverá. Aceptarlo y asumirlo cuanto antes es la mejor solución para evitar más sufrimiento.

2. Atravesar el dolor


Normalmente cuando una relación sentimental termina a pesar de uno, tendrá que pasar un tiempo hasta superar la ruptura y recuperarse del dolor. Este periodo de tiempo se denomina "duelo" y consta de una serie de etapas típicas que variarán en tiempo y orden según cada persona. Son las siguientes:

- Incredulidad y conmoción. Aunque nos hayamos dado cuenta de que el final era inevitable, cuando llega el momento de la ruptura no terminamos de creérnoslo y nos sentiremos aturdidos y conmocionados. Al principio no dejaremos de pensar en nuestra pareja y en qué fue lo que falló.

- Tristeza y pérdida. Es natural que nos sintamos profundamente tristes y con deseos de llorar. En definitiva, lo que nos ocurre es que perdemos a alguien a quien queremos y con quien deseamos estar. Le echamos de menos. En esta fase nos atormentamos pensando "no lo superaré", "nunca más encontraré a quien amar"... Es una fase en la que nos sentimos derrotados y hundidos, pensamos que no vamos a recuperarnos y que, probablemente, nunca encontremos a nadie de quien enamorarnos.

- Deseo de venganza. Es un sentimiento común entre aquellas personas que han sido abandonadas por su pareja por motivos de infelicidad.

- Nostalgia. Pasado un tiempo nos invaden las ganas de recuperar lo perdido, incluso deseamos que nuestra ex-pareja vuelva con nosotros.

- Aceptación. Empezamos a aceptar la nueva realidad y a construir un futuro sin nuestra pareja.

3. Ruptura de mutuo acuerdo


Cuando la relación termina de mutuo acuerdo y ambos acepten la situación de forma amigable, la ruptura puede significar para ellos una liberación.

A pesar de haber mantenido una buena relación y de que ésta continúe siendo buena tras la ruptura, es natural que junto con esta sensación de libertad, ambas partes experimenten dolor y sensación de pérdida.

Finalizar una relación con una persona a la que se ha amado, con la que se ha compartido la vida y por la que probablemente continúen sintiendo afecto, siempre produce tristeza.

El problema fundamental al que se enfrenta estas parejas es a la nostalgia. Puede ocurrir que una de las partes se sienta confusa, que pasado un tiempo empiece a añorar a su ex–pareja y sienta deseos de retomar la relación. Ante todo, tiene que tener muy claro si ese deseo corresponde a sentimientos verdaderos, a la costumbre de estar con esa persona o al temor de enfrentarse a una nueva etapa sola.

Si la relación ha sido difícil, la sensación de libertad es muy intensa, casi de euforia y se experimenta un gran deseo de empezar a reorganizar la vida sin esa persona.

Sin embargo, cuando tomamos consciencia de la realidad de la nueva situación nos invade la tristeza. Pero este sentimiento durará poco tiempo.

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