Los estados de animo estan íntimamente relacionados con la alimentación que tenemos, es muy común que al realizar dietas hipocalóricas o mal balanceadas, aparezca esta sintomatología de tipo general que realmente molesta, lo cual hace que cometamos errores, los cuales nos perjudican aun más y comienzan un circulo vicioso, que puede tener consecuencias graves, en cuanto al desarrollo de enfermedades especificas, en particular las que afectan al sistema nervioso.
Un consejo fundamental, es que cuando realicemos algún tipo de dieta debe ser moderadamente hipocalórica y a su vez ésta debe contener una variedad de nutrientes en general, por que las dietas muy estrictas (ej; solo proteinicas), generan un desbalance nutricional, ya que las proteínas para ser metabolizadas requieren de nutrientes sinérgicos, como por ejemplo la vitamina “A”.
Así como el complejo vitaminico “B”, que es crucial para el sistema nervioso, un de los sistemas más afectados en estos casos. La encontramos en abundancia en; levadura de cerveza, cereales integrales, legumbres, etc.
No nos olvidemos que tiene relación directa con la piel, así como en casos de la caída del cabello (alopecia), motivada por la alteración nerviosa, la vitamina B, eleva el estado de animo en general, motivo por el cual su deficiencia, marca los estados depresivos.
El consumo de hierro es básico, ya que la característica de este mineral, es ser el principal componente del sangre interviniendo en el transporte de oxigeno, que requiere cada una de nuestras células.
La carencia de hierro produce anemia, la cual se asocia al cansancio, podemos encontrar hierro en; las carnes rojas, huevos, legumbres en particular las lentejas, pasa de uva, algas (espirulina), etc. Con respecto al hierro del reino vegetal, debe ser fijado con la adición de vitamina “C”, por lo cual se deben utilizar aderezos cítricos, como el limón, la naranja, para lograr la correcta fijación del mismo.
Los hidratos de carbono cumplen el rol de producir energía, siendo los más indicados aquellos de carácter complejo cuya absorción es más lenta, que brindan energía por un lapso mayor de tiempo, este tipo de hidratos los encontramos en; los cereales integrales, avena, cebada, etc.
Tener en cuenta estos parámetros que se basan en la variedad y calidad de los nutrientes, así como la supervisión profesional, nos ayudará a evitar el estado de animo más desagradable, que es justamente el de “no tener ganas”.
lunes, 4 de febrero de 2008
Agotamiento, cansancio, ‘Las dietas pueden tener culpa’
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